En The (sad) status of mobile XMPP in 2014 se hace un análisis de la situación actual de este protocolo libre y descentralizado para mensajería instantánea. El artículo trata diferentes aspectos técnicos sobre lo que cabría esperar de los clientes ahora mismo y, aunque aún falta, para el chat habitual se puede usar sin problemas, y el futuro es esperanzador. Pero no he venido a hablar del artículo.
Durante su lectura he recordado algo que he oído varias veces durante mis estudios, y que no había relacionado con este mundo tecnológico donde todo parece cambiar tan rápido. De eso es de lo que os quiero hablar, en relación con la situación actual de la mensajería instantánea.
Aplicado a la lingüística y a la enseñanza, se dice que una teoría tarda cuarenta años en llegar a la práctica. No estoy seguro en el número exacto, pero creo que no voy muy desencaminado. En cualquier caso, una teoría, por muy novedosa y certera que sea, tiene que asentarse.
En tecnología todo avanza muy rápido y quizá no somos tan conscientes de que ocurre algo parecido. Las tecnologías van y vienen, pero al final sólo quedan los estándares (aunque se usen de tal modo que el usuario no sepamos de su existencia). Pasó con la web en épocas de Internet Explorer, pasa ahora con HTML5, y pasa con la mensajería instantánea.
Hay muchísimas opciones y cada cual promete algo mejor que la anterior. No siempre se adopta la más novedosa o la que ofrece mejores características, sino una que, por cualquier motivo, es aceptada por el grueso de los usuarios. Antes se usaban unas, ahora otras, y cada poco aparece una nueva, sobre todo en el mundo móvil. Suenan durante un tiempo y luego quedan totalmente olvidadas. Quienes os mováis en este mundillo seguro que tenéis tres o cuatro nombres en la cabeza.
Mientras, Jabber/XMPP mejora poco a poco, a paso lento pero seguro, para adaptarse a cualquier nueva necesidad. Ya se puede usar en cualquier situación, al menos para lo que ofrece todo sistema de mensajería, que es el texto. No debemos olvidar que lo demás son añadidos, opciones extra que usaremos o no, pero que son mucho menos frecuentes que el puro texto. Estas opciones, dicho sea de paso, Jabber las implementa, pero algunas pueden requerir cierta configuración por parte de los usuarios.
Quiero pensar que esta situación se relajará. Que dejarán de aparecer opciones nuevas cada mes y medio y, al igual que todos vemos páginas web del mismo modo, todos podremos hablar con todos, independientemente de que yo esté en mi casa y tú en la calle, yo con mi GNU/Linux y tu con tu iPhone, o yo con mi tableta y tú con tu ordenador, con el programa que más nos guste, que no tiene por qué ser el mismo.
Por eso creo que difundir Jabber/XMPP es la mejor opción, pero también una carrera de fondo. Una carrera en la que yo prácticamente acabo de empezar, pero en la que otros llevan mucho tiempo. No se trata de pretender que todo el mundo cambie lo que usa ahora mismo, sino de darla a conocer, que la gente conozca la existencia de una tecnología estándar con muchas virtudes, sin entrar en detalles técnicos. Lo único que se necesita para empezar es una cuenta y un programa.
Este asunto está más allá de sistemas operativos: es una cuestión pragmática, de comodidad para todos. La «lucha» por la mensajería instantánea me parece de las más importantes ahora mismo, y quienes tenemos que salir beneficiados somos nosotros, no las empresas. Ellos que se busquen su negocio, pero a partir de tecnologías estandar y universales.
Si lo que te he contado te interesa, o si no has entendido nada, pásate por el blog Comunícate libremente, que hemos comenzado unos compañeros y yo para difundir ésta y otras tecnologías libres y abiertas. Allí podrás aprender más sobre ellas con un lenguaje sencillo.
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