He cambiado de opinión sobre muchos temas en muy poco tiempo.
Sobre feminismo. He entendido por qué son necesarios el 8M y los espacios exclusivos para mujeres. He entendido esa obsesión por el 50-50 entre sexos. He entendido que se pueden poner carteles contra el despatarre y luchar contra otras realidades.
He entendido que los hombres también somos producto de una educación machista. Y esto se aplica a ciertos puntos de mi personalidad.
Sobre género. He entendido los intersexuales son un tercer sexo biológico y que ser transexual o transgénero no es algo tan fácil como levantarte un día y decir que hoy te sientes una ameba.
Sobre el idioma. He entendido por qué mucha gente defiende el andalûh. He entendido que puede y debería haber doblaje en andaluz y no pasaría nada. He entendido que tampoco pasa nada por usar anglicismos específicos de ciertos ámbitos: el español aguanta los cambios.
Sobre la sociedad en general. He entendido que no se trata de responsabilizar a la sociedad sino de que el mundo sea más consciente de que las personas son diferentes. He entendido que no pasa nada por decir que soy una víctima del urbanismo si no veo un semáforo mal colocado.
He entendido que la educación actual puede ser inclusiva y exigente a la vez.
Estoy en un momento vital en el que no me apetece escribir grandes entradas para matizar todo lo que dijo el Adrián de hace dos, tres, cinco años. Podría hacerlo porque hoy dispongo de argumentos fuertes que en su día no comprendí o decidí ignorar (es lo que más me duele cuando miro atrás, el no querer ver). Simplemente no me apetece tratar temas tan densos, por pura pereza o por miedo de caer en otras simplificaciones, pero ahora desde el otro lado.
Hoy en día leo los textos enlazados (y otros tantos que directamente borré en una limpieza que hice hace un año) y no me reconozco. No entiendo cómo me acerqué tanto a un pensamiento que hoy en día tildo como simplista, rancio y, en más ocasiones de las que debería, de derechas (y aclaro que este apelativo es negativo para mí en este momento).
Quiero pensar que todo son fases y que ya tengo las herramientas para no caer de nuevo en las mismas trampas.
Mi cambio de opinión no tiene ningún detonante en particular. Abrir los ojos ante el mundo, ver cómo se trata a las mujeres, escuchar a las personas que me señalaron con educación y paciencia mis errores, seguir y escuchar a creadores de contenido que explican conceptos muy difíciles con calma y con claridad, reflexionar sobre ellos, entender que ciertos creadores cuyo pensamiento compartía, hoy se han convertido en parodias de sí mismos que critican por defecto todo lo que huele a progreso.
Podría borrar las entradas que enlacé al principio como ya hice en su día con aquellas que consideré incluso agresivas, pero prefiero dejarlas ahí como reflejo de unos pensamientos y unos debates que se daban en redes en aquel momento y simplemente añadir un aviso.
Esto no quiere decir que esté de acuerdo con todo lo que se dice o se legisla en nombre del progreso. Si actualmente soy crítico con ese pensamiento de derechas que ya no comparto, no voy a cerrar los ojos ante las incoherencias o problemas del pensamiento de izquierdas.
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