Alimentar la toxicidad

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ElXokas ha usado cuentas secundarias para insultar a aquellos que se metían con él.

Siempre fue una persona muy polémica. En sus directos dedicaba cinco, diez, quince minutos a responder a comentarios que no le gustaran. Se excusa en que su contenido es para un público adulto o con el personaje, entre otras razones.

Esto ha sido la gota que colmó el vaso. Se habla de salud mental y de otros asuntos en relación con esto. Sin embargo, mi reflexión va por otro camino.

El público no aprende. El público está en internet, pero las actitudes son las mismas que en televisión. Hace tiempo ya dije que internet es telebasura. Lo que tiene más tirón es el ‘salseo’: hemos pasado por polémicas de youtubers y ahora le toca liarla a los streamers.

El público ha premiado el comportamiento tóxico que descibro al principio con sus donaciones y sus visualizaciones. Mucha gente iría a meterse con él por el mero hecho de buscarle la lengua. Si a esto le sumamos el hecho de estar doce horas en directo, pues la cabeza no debe acabar muy bien. ¿Por qué la gente sigue apoyando actitudes tan negativas como esta?

Se supone que esta gente son expertos en redes sociales, pero no parecen conocer los errores de quienes le precedieron. Podemos acordarnos de AuronPlay, Wismichu o Jordi Wild, que tuvieron sus grandes polémicas (alimentadas por el público) y evolucionaron. A Xokas le pasa exactamente lo mismo.

¿Qué hubiera pasado con estas personalidades si no peligra su estatus socioeconómico? ¿Hubieran cambiado?

Se han alimentado unos comportamientos muy tóxicos y ahora le piden que cambie. Seguramente Xokas siga con el estilo provocador (quizá reduzca un poco), pero ya tiene una posición privilegiada y una casa de un millón de euros con la que vacila a sus seguidores.

Puede que Xokas sea majísimo en la distancia corta, como se puede ver en la entrevista con Jordi Wild. Y a pesar de que haya metido la pata hasta el fondo, ya tiene una posición que no va a perder.

Pasó de ser un prepotente a un prepotente con dinero. No hay gran diferencia. El público lo permite y lo premia.

Y yo no termino de entender el porqué.

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