Desaparecer del dospuntocero

Cansa cómo se frivolizan las relaciones en lugares como Facebook, lanzar ideas al aire en Twitter esperando alguna reacción que quizá nunca llegue aunque tengas 1000 seguidores, o que no existas si no tienes alguna cuenta en estos servicios o WhatsApp.

Aparte de esto está la carga de «profesionalización» que nos están vendiendo. Hay quien tiene un perfil personal y otro profesional, porque un profesional no puede ser personal. Empresas que miran tu biografía de Facebook o incluso te piden la clave para comprobar las publicaciones privadas, empresas que miran la foto de tu WhatsApp, y gurús que defienden es buenísimo tener una cuenta en LinkedIn para encontrar empleo o acumular referencias.

Esa certeza de que nadie te echará de menos si un día desapareces de todos esos lugares, y comprender que, si alguien realmente lo hace, no podrá preguntarte porque seguramente no te habrá pedido otra forma de contacto. Porque todos tenemos mail o usamos algún medio de mensajería instantánea, pero, ¿a cuánta gente se lo preguntamos?

Además, cada persona vive las redes de un modo diferente. Hay quien ve esto como una extensión del MundoReal™, quien lo separa completamente, y quien busca un término medio, sin olvidar que detrás de un mensaje hay una persona de carne y hueso.

He visto gente sufrir porque alguien le dejó de segur en Twitter, alguien con el que pensaba que tenía más que una relación «seguidor-seguido» y que a la mínima opinión con la que no está de acuerdo, esa relación, que la otra parte no ve, se rompe. Y sin otro medio para contactar y aclarar posibles malentendidos, pan de cada día en dicha red social. Porque, por mucho que digan, los 140 caracteres no dan para decir algo importante, menos aún para debatir de forma coherente.

Estoy seguro de que hay gente que se acostumbra a leerte, sobre todo en Twitter. A mí me ha pasado que he echado de menos los mensajes de alguien cuando pasa mucho tiempo sin publicar. Tengo el impulso de preguntarle: oye, ¿te pasa algo? Pero el único método que tengo es dicha red, y no sabré si la persona responderá. Seguro que mucha gente ha desaparecido de mi vista de este modo sin siquiera yo darme cuenta. Y ni siquiera sé si alguien sentirá lo mismo si yo dejo de publicar.

En el momento de escribir esto tengo 183 «amigos» en Facebook y 746 seguidores en Twitter. Si cancelo mi cuenta o la abandono durante dos meses, ¿cuántos me echarían de menos? ¿Cuánta gente me pediría una dirección de mail o se uniría a XMPP para poder seguir en contacto conmigo si anuncio la cancelación de dichas cuentas o me quito WhatsApp?

No me creo que el mundo gire en torno a mí, no tengo la necesidad imperiosa de que me echen en cuenta, pero la duda viene y va.

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17 respuestas

  1. Siempre pueden encontrarme aquí http://juanruetter.piesnegros.org/ en cuanto tenga un xmpp estable lo hago público. :)

  2. […] Desaparecer del dospuntocero | Adrián Perales […]

  3. Buen post, sobre un tema más complejo de lo que pudiera parecer, la verdad es que las implicaciones de toda esta vorágina de las redes sociales deben dar para una tesis doctoral.

    1. Adrián Perales

      Todo lo que tenga que ver con relaciones humanas es complejo, aunque las redes quieran frivolizarlas. Lo cierto es que daría para mucho más. Gracias por tu comentario, ¡me alegro de que te guste la entrada!

  4. En definitiva, nadie hablará de nosotros cuando desaparezcamos de las redes sociales.

    Como decía Amaral, sin Twitter no soy nada, ¿o era sin ti no soy nada? http://www.youtube.com/watch?v=IkURZVLp3YM

    1. Adrián Perales

      Si lo dijo Amaral o no, no lo sé, pero es bien cierto que mucha gente no es nada sin Twitter. Gracias por la nota de humor :D

  5. Carlos

    Estoy bastante de acuerdo contigo. Yo, a veces, publicó y tengo la sensación de que no hay nadie al otro lado. Sin embargo, hay gente a la que sigo que siento muy cercana aunque no nos conozcamos. En fin, las paradojas del 2.0

  6. Charo Bolaño

    Pues fijaos que sí, que hay quién lee, aprende, agradece y comparte. Casualmente di con la entrada sobre Fernando Quiñones y me sentí reconfortada y agradecida. Esto fue anoche, aún me queda mucho que ver.
    En estos mundos de océanos internáuticos la corriente lleva y trae.

  7. Charo Bolaño

    Si no trasladamos al mundo real, internet no sirve a los humanos. No hay mejor comunicación que la de la cañita de cerveza un sábado de sol.

  8. Buen post, y muy de acuerdo con lo que dices. La verdad es que muchas veces me ha dado ganas de mandar todo este rollo del «dospuntocerismo» a la m*****. Cansa mucho ver cómo el mundo se está volviendo cada vez más asocial (aunque lo llamen redes «sociales»), y cómo el concepto de los amigos (refiriéndome a los de verdad, no a los del Facebook y demás) se está echando a perder, además de darle importancia más a la cantidad que a la calidad.

    Lamentablemente, todo este rollo de las redes asociales empieza a ser como el dinero: algo que, por mucho que lo odiemos, es necesario. La sociabilidad cara a cara está prácticamente en un segundo plano, y los servicios de lo que tú mismo llamas «tecnología perdurable» todavía hay muy poca gente que los use o siga usando. También hay cada vez menos foros activos, y muchas páginas web y blogs están pasando su actividad a simples páginas o perfiles de redes asociales.

    Así que, eso de que «si no tienes una cuenta en x servicios no existes» es en parte cierto, aunque sea exagerado. O, como mínimo, si no tienes dichas cuentas te quedas medio aislado en el mundo (diría que en el mundo virtual, pero es que cada vez está quedando más en un segundo plano el mundo real, y más en el primer plano lo virtual).

  9. cordoba29

    Bueno, al fin encuentro alguien «normal» en este mundo de Zombies 2.0.

    Vieron la cantidad de Muertos Vivos que caminan por la calle mirando un celular y chateando?

    Ahora todo te venden por los celulares. Los gorditos o sedentarios se emocionan cuando encuentran un aplicativo que los ayudará a bajar de peso. Saben cuantos les dura la emoción? 2 meses.

    Yo no se si en la época de la Tele había tanta gente idiotizada como ahora pero lo que puedo decir es que hoy es increíble la cantidad de idiotas que se creen famosos por estar en 5 redes sociales y con «1000» pseudo amigos.

    Esperemos que en 5 años, mejore el panorama.

    1. cordoba29

      Me faltó agregar, vieron lo que ocurre en los días de cumpleaños? en facebook compiten quien tiene más saludos!. Se emocionan porque los saludaron hasta desconocidos. Cuanta falsedad por favor! Una tortura como se ha vuelto la sociedad hoy en día.

  10. Hay razón en lo que dices, Adrián. Pero con redes sociales o sin redes sociales, la gente siempre viene y va y la vida continúa, para todos.

    Lo que pasa es que en la hiperconexión de la red, la mayoría acabamos cayendo en la confusión de quién es qué para nosotros, qué somos para el otro y cual es la verdadera relación que existe entre ambos.

    La red no es fría si uno transmite, lo que pasa es que la red tiene una capacidad comunicativa limitada. En internet no se puede saber lo que no se dice, y con el miedo extendido a expresarle a otra persona los sentimientos se dan los casos de que dos se aprecian y ninguno lo sabe, porque la vergüenza es grande. Pero lo mismo ocurre cara a cara, aunque de este modo es más fácil entender al otro ya que interactúa el lenguaje corporal, la tonalidad de la voz…

    Lo importante no es la cantidad de amigos que tienes agregados, sino las personas con las que mantienes una relación directa, aunque sea mediante texto. Tampoco importa cuantas veces hablas con ellos, sino que cuando hablas con ellos te escuchen y te sientas escuchado.

    La red es una herramienta, no lo olvidemos, el fundamento son nuestros sentimientos y nuestra forma de expresarlos.

  11. […] he escrito varias veces sobre este tema (una, dos y tres), sobre cómo el uso actual de la tecnología y las redes sociales afectan a las relaciones […]

  12. […] las he tomado demasiado en serio, más allá de conocer gente (mucha de la cual, lo tengo asumido, no me echará de menos cuando deje de usarlas). Y la he conocido muy buena, todo sea […]

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