No conozco bien la historia de WhatsApp, esa aplicación que ha sustituido a MSN Messenger u otras formas de comunicación desde la masificación de los smartphone. Supongo que todo se resume en «quien llega primero golpea dos veces», y aunque hay alternativas, es lo que más se usa y por ello ha triunfado. Esto no evita que, para mí, WhatsApp sea una imposición, y una imposición innecesaria, por destacar uno de los muchos adjetivos que se le pueden atribuir a esta aplicación.
Actualización: Como bien comenta César, en esta entrada trato la aplicación como un chat más que como un reemplazo de los SMS, que es su objetivo primero. Lo veo así porque puedes entrar en grupos con gente que no tienes en tu lista de contactos, por citar un ejemplo, y por el uso que mis contactos hacen de él.
Actualización 2 (10/01/14): Dado el alcance de la entrada, he modificado un par de detalles inexactos.