Tranquilo, amigo, no saques aún el revólver. No tengo nada en contra de que quieras ser el primero en los buscadores, de que quieras tener cien mil seguidores y ganarte la vida con tu garito. El problema que tengo es con esos garitos prefabricados donde el contenido parece que se subordina a toda la parafernalia destinada a conseguir posicionamiento y popularidad.
Botones para compartir en redes sociales al principio del artículo, botones para compartir en redes sociales al final del artículo, botones para compartir en redes sociales flotando mientras lees el artículo. ¡Ya somos diez mil!
Imágenes en las que, al pasar por encima, aparecen más botones para compartir en redes sociales. ¡Ya somos veinte mil!
Un enlace a una lista de correo con una publicación semanal exclusiva para los suscritos. ¡Ya somos treinta mil!
Citas en mitad del artículo preparadas para compartirlas en redes sociales. ¡Ya somos cuarenta mil!
Imágenes destacadas asépticas y a veces poco descriptiva imprescindible en cualquier artículo elaborado. ¡Ya somos cincuenta mil!
Contenido exclusivo gratuito por algunos días o que se desbloquea al compartir en redes sociales. ¡Ya somos sesenta mil!
Súmale feeds RSS cortados, comentarios con Disqus, un aviso anti bloqueador de publicidad y, que no falte la guinda, un pop-up moderno en JavaScript donde se te pide que sigas el sitio en redes sociales y que te suscribas a su lista de correo y que no te permite seguir navegando a menos que lo cierres.
Ya somos cien mil.
La cuestión es que, para lograr un buen posicionamiento y seguidores en las redes sociales, el contenido debe estar no bien, sino muy bien. Pero, personalmente, cuando entro en un garito que apesta a SEO al primer vistazo (lo de la ventanita en JavaScript suele ser un indicativo infalible) se me quitan todas las ganas de darle cualquier mínima oportunidad al sitio.
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