Mi historia con el teclado Dvorak

Hace muy poco me crucé con una entrada en el blog de JDRM donde comenta sus primeros pasos con el teclado Dvorak y me apetece contaros mis batallitas con esta distribución de teclado en una entrada innecesariamente larga.

Inicios

En mi antiguo blog tengo varias entradas referidas al teclado Dvorak. Una de 2008 en la que explico qué es, otra de 2009 sobre programas de mecanografía y una tercera donde explico cómo configurarlo en los ya vetustos sistemas GNU que no lo traían en la configuración gráfica.

En la primera entrada cuento que me crucé con este teclado en los foros de Lernu en español. Lernu es una web y comunidad para practicar la lengua internacional esperanto. Estamos acabando 2023 y aún no sé hablar esperanto, pero eso de que hubiera una distribución de teclado diferente me llamó tanto la atención que decidí probarlo.

Mi modo de aprendizaje fue, cuanto menos, curioso. Muy bruta, diría. Me propuse mirar el teclado lo menos posible y lo que hice fue configurar una ventana con la equivalencia de teclas para que estuviera siempre encima del resto. Concretamente, esta imagen.

Consolidación

No solo aprendí a escribir con el teclado Dvorak sino que ese aprendizaje me sirvió para acabar con un vicio muy perjudicial: escribir con dos dedos. En 2007 empecé a estudiar Filología Hispánica y pronto estaría mecanografiando mis propios apuntes: hacerlo sin usar los diez dedos hubiera sido imposible o mucho más difícil.

Esta habilidad, la mecanografía usando los diez dedos, me parece a día de hoy tan básica que me chocó muchísimo cuando escuché que Nate Gentile, uno de los youtubers más conocidos en el ámbito tecnológico, confesó que hacía muy poco tiempo que la había adquirido.

Usar el teclado Dvorak traía una complicación en mi día a día: el resto de teclados eran QWERTY. Cada vez que iba a la universidad y tocaba un ordenador que no era el mío debía adaptar mi cerebro a las posiciones de un teclado que, por aquel entonces, me resultaba mucho más incómodo que el Dvorak.

También adquirí la habilidad de cambiar de una distribución a otra sin mayores problemas. Recuerdo que alguien se sorprendió hace años en redes sociales cuando lo comenté.

El manzano

En 2017 me convertí en un señorito burgués asqueroso. Dejé de usar GNU/Linux para pasarme a productos Apple. Primero un iMac, luego un iPad Pro, más tarde iPhone, Apple TV, Apple Watch y, por último, un Macbook Air.

Aunque me costó, en macOS fui capaz de configurar la distribución de teclado española, y más tarde encontré una configuración que funciona perfectamente.

El problema vino con iOS. Apple no da tanta libertad en su sistema móvil, y en el iPad Pro con su funda-teclado no fui capaz de configurar la distribución española de Dvorak. Me tocó usar el teclado QWERTY en la tableta y dejar mi adorada distribución solo para el equipo de sobremesa.

Y así he estado durante estos seis años. Pero ya se acabó.

El fin de una etapa

Hace muy poco decidí que usaría el teclado QWERTY también en el iMac. E igual que empecé con Dvorak sin una razón en concreto, lo cierto es que tampoco tengo una para hacer este cambio.

Puede ser que cambiar tanto de una distribución a otra haya hecho que me acostumbre a la distribución habitual y me resulte incómodo cambiar. Notaba que, a la hora de escribir textos largos, con Dvorak me confundía más al tener todas las vocales juntas, algo que con QWERTY no me ocurre al tener las teclas habituales más distanciadas.

Puede ser que me haya cansado de cambiar entre atajos de teclado, que al final funcionan por memoria muscular. Tuve que aprender a hacerlos con Dvorak (donde Control C y Control V pierden todo el sentido, o J y K para avanzar y retroceder en un lector de feeds), y esa alternancia acabó interfiriendo en mi día a día.

El caso es que, al empezar el nuevo curso, me di cuenta de estos detalles. O simplemente me dio el puntazo. Y aquí estoy, escribiendo este texto, al igual que los últimos de este blog, exclusivamente con QWERTY.

Conclusiones

Lo cierto es que no soy quién para decir si realmente usar Dvorak aumenta la velocidad o si tiene alguna otra ventaja sobre QWERTY. Yo solo puedo hablar de mi uso y experiencia.

Esta extraña distribución de teclado me sirvió para aprender mecanografía y mejorar notablemente mi velocidad de escritura. Por ser el instrumento para lograr tales hazañas, solo tenga palabras bonitas para el teclado Dvorak.

Considero esta entrada una «rendición a lo típico», la pérdida de algo que me diferenciaba como usuario de ordenadores. Lo mismo sentí cuando dejé GNU por Apple. Sin embargo, la vida sigue su curso, y si ahora mismo me siento más cómodo con QWERTY, no voy a culparme por ello.

No me he parado a mirar con qué distribución escrito más rápido ni me interesa. Lo que sí tengo claro es que mi porcentaje de errores, ahora mismo, es menor con QWERTY.

En cualquier caso, escribir con Dvorak es una habilidad que, estoy seguro, podré recuperar a poco que practique de nuevo. Eso sí: buscaría algún método algo menos bestia.

Reduciendo mucho, más allá de velocidad o la extrañeza con los atajos de teclado, usar esta distribución me ha servido para tener algo curioso que contar. Y eso nunca está de más.

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