El submundo de los teclados

Perdiendo el tiempo en YouTube (una costumbre demasiado habitual en mí) acabé en vídeos sobre personalización de teclados mecánicos (o «teclados custom» como le dicen los entendidos).

Teclas y ruiditos

Me encontré con una especie de porno para informáticos que consiste en elegir y montar a mano cada uno de los aspectos de un teclado, desde la propia caja a las teclas en sí pasando por todos los mecanismos.

Después hacen la prueba de tecleo (traducción literal de «typing test») y ahí es donde vienen sus caras y expresiones de asombro al comprobar la dureza de las teclas, su recorrido, en qué momento de la pulsación aparece lo marcado, las luces que tiene o, más sorprendente aún, su sonido.

Qué jaleo meten algunos teclados mecánicos. Es una cosa increíble.

Y yo no lo entiendo

Desde que empecé con la informática, el teclado para mí ha sido única y exclusivamente un método para introducir texto. No soy jugador profesional con exigencias específicas ni un escritor que esté todo el día tecleando. El teclado para mí es un elemento puramente pragmático. Con un teclado cómodo me conformo, pero también tengo mis mínimas exigencias.

Antes de pasarme al mundo de Apple usaba cualquier teclado medio en condiciones que me ofrecieran en una tienda. Luego pasé al Magic Keyboard que me venía con el Mac y lo dejé, precisamente, por su poco recorrido.

Desde 2020 estoy con un Logitech MX Keys (que, de hecho, tiene su versión mecánica a la venta). No es un teclado lo que se dice barato, pero tampoco caro para los precios que he llegado a ver en este mundillo de los teclados personalizados.

Casi tres años con él y sin ninguna intención de cambiarlo. Funciona por Bluetooth o por cable, tiene buen recorrido, no suena (lo cual para mí es una virtud) y, aunque tiene luces, lo tengo apagado porque no miro el teclado a la hora de escribir.

Mecanografía

Este punto fue otra sorpresa para mí al ver estos vídeos. Resulta que dos de los referentes que me crucé en YouTube o no sabían mecanografía o lo habían aprendido muy recientemente.

¿Cómo puede alguien, alguien que se considera entendido, apreciar el verdadero valor y la comodidad de un teclado si teclea con dos dedos como hacía yo cuando tenía, literalmente, quince años?

No lo entiendo. De verdad que no lo entiendo.

Bien es cierto que mi forma de aprender mecanografía fue cuanto menos curiosa. Escribía con dos dedos en QERTY y aprendí a manejar el teclado Dvorak cambiando la distribución de teclados en el ordenador y mirando una imagen colocada encima de las demás ventanas. Como efecto colateral también mejoré con QWERTY, distribución con la que escribo estas líneas.

Saber mecanografía siempre me ha parecido una de las habilidades más básicas a la hora de tocar un ordenador.

Conclusión

Jamás diré «de este agua no beberé», sobre todo teniendo en cuenta lo variable que soy como persona y la cantidad de comentarios que he leído de que hay un antes y un después cuando uno prueba un teclado mecánico.

Puedo asegurar tres cosas:

  • El mundillo de los teclados mecánicos y personalizados no me llama nada la atención.
  • Si hiciera un cambio no será pronto porque estoy muy cómodo con mi teclado, que me tiene que durar muchos años más.
  • Si hiciera ese cambio, os lo contaría sabiendo yo mecanografía. Alcanzo unas 65-70 palabras por minuto o 250-300 pulsaciones por minuto, con un 90-95% de precisión, que no es mucho pero no poco.
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Una respuesta

  1. […] Esta habilidad, la mecanografía usando los diez dedos, me parece a día de hoy tan básica que me chocó muchísimo cuando escuché que Nate Gentile, uno de los youtubers más conocidos en el ámbito tecnológico, confesó que hacía muy poco tiempo que la había adquirido. […]

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