Estoy cansado. Después de mi última entrada sobre entornos de escritorio, algunos comentarios vinieron para ponerme en entredicho y, como es habitual, medir cada palabra e intentar «enseñarme». Como si yo no llevara diez años usando el sistema operativo.
Estoy cansado. Si entráis en la categoría Software Libre de mi blog veréis que en año y medio he tratado el tema en muy contadas ocasiones, algo que contrasta con años anteriores y, sobre todo, con mi antiguo blog. Y me parece a mí que voy a tardar otro buen tanto en hablar sobre el tema.
Algunos me han dicho que me quede con los aportes, que no me lo tome a lo personal, que esto no es propio solo de la comunidad del software libre, y es totalmente cierto. No escribo esto como un reproche, sino como un alegato personal de mi cansancio.
Simplemente, no tengo ganas. No tengo ganas de que vengan los mismos de siempre a cuestionarme, no tengo ganas de que puntualicen y midan cada una de mis palabras. Yo escribo para divertirme, no mido cada sílaba que escribo para que sea acertada. Y menos en un tema como GNU/Linux, que para mí siempre ha sido una afición. Como casi todo de lo que vengo a hablar en este blog, en realidad.
No me apetece seguir hablando de software libre. Supongo que será algo temporal, porque ya me conozco (dije que iba a abandonar las redes sociales y hace poco volví a Twitter), pero es lo que el cuerpo me pide ahora mismo.
Por supuesto, seguiré usando software libre porque ya me he acostumbrado a él, es lo que me gusta y comulgo con sus ideas, aunque ya no las ponga en práctica tanto como antes. El software libre en sí no tiene nada que ver con mi cansancio o con la actitud de ciertas personas. Pero los experimentos que haga, las cosas que pruebe, me los guardaré para mí.
Tengo trece entradas en borradores y ninguna está relacionada con el software libre, ni siquiera con la informática. Incluso yo mismo me sorprendo de lo cansado que estoy, pero uno tiene que hacer lo que le pida el cuerpo, sobre todo en un sitio personal como este.
Esto no es un adiós, es un hasta luego. Lo que no sé es cuándo será «luego».
Deja una respuesta