Mi reencuentro con LaTeX

Después de hablaros de mi reencuentro con la distribución madre Debian, al poco tiempo volví a cruzarme con una tecnología que había probado cinco años atrás (más o menos cuando usaba Debian, curioso) y que no había vuelto a tocar: LaTeX. Las únicas incursiones que había hecho eran con LyX, y… no es lo mismo.

Los responsables de que me picara el gusanillo fueron los compañeros de El Binario, que cada tanto hacen un Domingo negro, un programa de radio a través de Mumble donde un invitado habla sobre un tema. Es habitual que hagan talleres, y su programa número 11 estuvo dedicado a LaTeX.

Sin más dilación, para aquellos que no lo conozcan, LaTeX es un lenguaje de marcado (tipo HTML o Markdown pero con muchas, muchísimas más posibilidades… y complejidad) que permite, entre otros:

  • insertar fórmulas matemáticas con mucha facilidad (lo cual a mí me interesa poco),
  • redactar con mayor facilidad un documento de larga extensión, y
  • obtener un documento elegante sin tener que preocuparte continuamente por el formato directo.

Este último punto se puede lograr con un procesador de textos haciendo uso de los estilos de párrafo, pero lo cierto es que, dada su naturaleza, al final acabas preocupándote cada poco del formato y modificando un párrafo u otro aspecto para que quede bien. LaTeX se encarga de esto automáticamente.

Hay multitud de tutoriales y libros en internet por donde podemos empezar, sin contar con la documentación oficial de cada tipo de documento. En español lo mejor que he encontrado es La introducción no-tan-corta a LaTeX, que se puede encontrar en CervanTeX junto con otros manuales.

Las razones que me alejaron de LaTeX durante tanto tiempo han sido variadas.

  1. La extraña sensación de estar programando un documento, en lugar de escribiéndolo.
  2. La cantidad de paquetes que es necesario instalar para contar con todas las clases de documentos que necesita.
  3. El espacio que ocupan estos paquetes (una instalación de LaTeX puede llevarse 1GB fácilmente, con lo cual no es apto para mi netbook con sus escasos 4GB de disco principal, por ejemplo).
  4. Su escasa portabilidad (es texto plano, sí, pero para modificar el PDF resultante solo lo podría hacer en casa).

La sensación de estar programando un documento sigue estando ahí, sobre todo si tienes que modificar el aspecto del texto (el preámbulo puede ser muy extenso si quieres modificar ciertos detalles). Esta sensación de estar programando se debe a que es necesario compilar el documento para ver su aspecto. Sin embargo, es algo propio de la naturaleza del programa, igual que la cantidad de paquetes y su tamaño: hay que aceptar que LaTeX es así, y es un precio bajo si se quiere disfrutar del resultado profesional que nos ofrece.

Respecto al punto 4 estaba parcialmente equivocado. Es bien cierto que sigo sin poder instalar todo LaTeX en mi limitado netbook, pero eso no quiere decir que no pueda modificar mis archivos TeX fuera de casa. En estos tiempos de servicios en ordenadores de otros, existen varios editores de LaTeX online que te permiten compilar el documento directamente. Dos de ellos: Overleaf y ShareLaTeX (este último basado en software libre, por lo que resultó mi opción elegida a penar de que requiere registro).

Solucionado este problema de la portabilidad, realmente LaTeX es lo complejo que el usuario quiera que sea. Si lo que se busca es un documento más o menos rápido, se puede confiar sin más en las opciones tipográficas de LaTeX (que por algo es un sistema tan fiable) y solo configurar algunos aspectos básicos (que use una codificación de caracteres adecuadas, que separe las palabras correctamente en español, el tipo de papel, el tamaño de letra y poco más). El resultado será un documento precioso de igual manera. A partir de aquí podemos aumentar la dificultad buscando otros estilos de documento con más opciones, o ir más allá de las opciones evidentes.

Para escribir LaTeX sobra con un editor de texto plano, pero mi elección ha sido (como la vez anterior) Kile. Te pone al alcance de varios clics las opciones más recurrentes que un usuarios novato como yo pueda necesitar, resalta la sintaxis, tiene sugerencias y autocompleta cuando es necesario (por ejemplo, si le decimos que inicie un entorno, añade automáticamente el cierre para que escribamos en medio) tiene asistentes visuales para algunos apartados, entre otras opciones útiles.

Al comienzo de la entrada hice alusión a LyX. Este programa cambia el paradigma de los procesadores de textos: en lugar de ser WYSiWYG (what you see is what you get, lo que ves es lo que obtienes) es WYSIWYM (what you see is what you mean, lo que ves es lo que quieres decir), que traducido resulta que LyX nos da una pista del resultado final en pantalla, pero tendremos que compilar el documento para ver cómo queda realmente. Personalmente, en esta vuelta he preferido escribir LaTeX directamente, sin más ayuda que la que me proporciona Kile. Eso sí, LyX facilita mucho la vida en ciertas cuestiones de formato que en LaTeX puro son un verdadero infierno, como las tablas.

Por su naturaleza, realmente LaTeX no es la mejor opción para escribir documentos rápidos. Si nos interesa tener un control sencillo sobre el aspecto del documento (algo que muchos consideran un vicio pero que en ocasiones resulta necesario), modificar ciertos aspectos que en un procesador llevan dos segundos, en LaTeX tenemos que sudar la gota gorda: hay que saber dónde y qué buscar.

En resumen, si lo que buscas es hacer un documento rápido con una función muy concreta y de una importancia relativamente baja o directamente nula, el procesador de textos sigue siendo la mejor opción. Pero si lo que buscas es que tu documento luzca bien (si es de poca importancia) o que te sea realmente cómodo escribir un texto largo y con una estructura compleja, sumado al cuidado aspecto, LaTeX es la mejor opción sin lugar a dudas.

Un documento elaborado con LaTeX marca la diferencia. Nada más abrirlo salta a la vista su elegancia característica.

Os dejo aquí los enlaces que he dejado a lo largo de la entrada para tenerlo todos bien situados:

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2 respuestas

  1. Yo amo LaTeX, pero si algo tengo que achacarle y lamentar es la relativa escasez de tipografías. Y lo complicado de usar una tipografía TTF, que en 2015 es algo para lo que ya debería existir una extensión de funcionalidad, aunque soy consciente de las diferencias de concepto entre un tipo de renderizado y otro y blablabla…

  2. […] será mucho más profesional usando LaTeX o LyX y estaré totalmente de acuerdo. De hecho he tenido varios intentos de usar LaTeX y es una tecnología que me gusta. Sin embargo, tengo varios de esos motivos para no usarlo que en […]

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