Últimamente paso mucho tiempo entre el ordenador y el móvil. Trasteo, investigo y aprendo. Este tiempo lo podría emplear en otras aficiones, como la lectura o el cine, con las que me siento mucho más cómodo y me llenan más. Dentro de nada tengo que preocuparme en serio por mi futuro profesional, de modo que se verá muy reducido.
Sin embargo, soy una persona que funciona por etapas: ahora me apetece experimentar, y estoy en disposición de hacerlo. Pero más importante aún: si invierto hoy ese tiempo en investigar y aprender es para estar más cómodo mañana, para no preocuparme por la tecnología más de lo debido cuando las obligaciones apremien y el rato libre que tenga lo quiera emplear en otras cuestiones. También será beneficioso para quien me pregunte sobre estos temas, ya que sabré cómo responder, o al menos indicarle por dónde empezar.
Sobre lo que investigo y aprendo he venido a llamarlo «tecnología perdurable». Estándares abiertos, software libre y servicios que no son conocidas para el usuario común, aunque están por debajo de los productos que usan día a día, productos de grandes empresas como Google o Facebook. Por nombrar algunos ejemplos:
- Servicios de correo alternativos y cifrado del email, aunque no hagan uso de webmails mágicos. Acceso por IMAP para leer desde diferentes dispositivos y a la vez poder guardar una copia local.
- CalDAV y CardDAV para sincronizar calendarios, tareas y contactos entre dispositivos y guardar una copia local.
- Sobre todo, XMPP/Jabber para las conversaciones, en lugar de Skype, Whatsapp, o Hangouts, porque también tiene voz y vídeo.
El motivo por el que las conozco como «perdurables» es porque llevan en uso muchísimo tiempo, y sobrevivirán a cualquier empresa que sólo mire por sus propios intereses. Aunque no estén muy extendidas, hay opciones en todos los sistemas, móviles y de escritorio, para acceder a ellas y poder usarlas.
La cuestión aquí es que no podemos esperar que venga una gran empresa a promocionar ninguna de estas tecnologías. Somos nosotros quienes nos tenemos que preocupar por darlas a conocer, ya que radicará en el bien de todos. Entiendo que todo el mundo use ciertos servicios, de los que yo también formo parte, pero por costumbre o popularidad no deberían sacrificarse cuestiones más importantes, como la privacidad o la no dependencia.
Y digo esto sin ningún tipo de fanatismo. Yo, como todo usuario de informática y de internet, abogo por la comodidad, pero no a un precio tan alto. Este es mi punto de vista, en el que creo y el que defiendo, con tranquilidad pero también con convicción. ¿Cuál es el tuyo?
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