Tengo un profundo desprecio hacia la monetización en internet. Así, en general.
Durante la década pasada nos acostumbraron a sacar la tarjeta. Y ahora todo el mundo tiene PayPalMe, Patreon, Ko-fi, LiberaPay, anuncios en YouTube, busca donaciones por Twitch o quiere que nos suscribamos a su newsletter (con emails cargados de sistemas de estadísticas) para intentar vender sus “productos”, ya sean libros, cursos o cualquier otro.
¿Dónde quedó ese concepto tan bonito de «la web 2.0»? ¿La democratización del acceso y de la creación? ¿El compartir? Sí, ahora hay libertad de acceso y creación, pero todo el mundo quiere cobrar por todo y lo de compartir si eso ya tal.
No quiero decir con esto que los creadores no deban buscar rédito por su trabajo. Por supuesto que pueden hacerlo, solo faltaba que fuera yo aquí contra el libre albedrío de cada quien.
El mayor problema está cuando muchos de esos creadores ofrecen un producto claramente deficiente, y aún así buscan con desesperación ese rédito económico.
Por supuesto, hay muchos intentos que caen por su propio peso. Pero conozco varios casos donde siguieron sustentándose por las donaciones de los seguidores a pesar de estar meses sin publicar ese contenido por el que dichos seguidores pagaron en primer lugar. Morro de adamantium.
Por supuesto, aún quedan muchos proyectos que mantienen el espíritu de comportar por compartir, pero me da auténtica lástima que ese haya dejado de ser el objetivo principal de un internet que nos rastrea y que busca cobrarnos por cada click que demos.
Qué le vamos a hacer. Supongo que soy un romántico de la vieja internet. Un viejoven internauta.
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