El curso ha llegado a su fin, y veo que algunos compañeros se dedican a hacer balance de los éxitos y fracasos que han conseguido durante el curso académico. Este año, después de terminar mi cuarto año académico como docente, es el primero en el que me veo capaz de hacerlo.
Este curso ha sido, fundamentalmente, uno en el que he estudiado muchísimo la parte teórica de mi asignatura. He estado buena parte del trimestre repasando mi blog de aula y haciendo esquemas para llevarlos a clase y explicar a partir de ahí, o bien para que los alumnos los copien. Es poco innovador y motivador, pero es la manera en la que a mí me enseñaron y la que he demostrado que mejor me funciona para ciertos contenidos.
Ese es otro punto importante: la variación de metodologías. Sigo teniendo un problema grave con la sintaxis: no veo forma diferente de trabajarla más allá de usar pizarra y fusilar a los alumnos con mil ejercicios, pero con otros contenidos de lengua utilizo material audiovisual y trabajos en grupo en clase y en casa. Por la parte de literatura, siempre me baso en textos (aquellos que considero más representativos de los diferentes autores), también uso material audiovisual y soy bastante aficionado a pedirles a los alumnos que hagan ellos adaptaciones de pasajes, cambios de formato ya sea a vídeo (su favorito), a audio o incluso a cómic.
Este año donde he fallado ha sido en la parte humana, y es algo que me escuece un poco. No es que haya sido un antipático, pero sí me podía haber acercado más a ciertos alumnos que por norma pasan de las clases, o haber estado más encima de otros para ayudarlos con la materia. Me justifico, sin embargo, pensando que he mejorado mucho en la parte teórica y metodológica, y como mi asignatura no cambia de contenidos ni yo voy a dar otra asignatura, para cursos siguientes me podré centrar más en eso y mejorar todo lo que pueda en este aspecto. Eso sí, si me toca dar y preparar los temarios de Literatura Universal o de PMAR (que incluye historia), volveré a tomarme con la losa teórica, pero el tema humano es algo que pretendo no volver a descuidar.
Por otro lado, para el curso que viene me encantaría repetir en el centro que estoy ahora. Me parece un oasis, un centro con muchas menos exigencias de burocracia de otros en los que he estado.
Tengo muchos proyectos en mente, muchas cosas que me gustaría probar si los grupos me lo permiten. Es mi cuarto año de docencia y sé que cualquiera que se recuerde en su cuarto año se verá como un novato, y es algo que me da incluso rabia, pensar que mis alumnos de hoy no podrán tener al profesor que yo seré mañana. De todos modos voy a seguir haciendo lo que pueda según las circunstancias. No me voy a dejar la salud por mi trabajo, aunque sí haré todo lo que pueda lo mejor que pueda, como es evidente.
Durante este curso he disfrutado también de las reflexiones publicadas en redes sociales y en diferentes blogs sobre educación. Ha sido uno de los puntos más interesantes de mi reencuentro con las redes sociales.
Acaba de terminar el curso y lo cierto es que ya estoy pensando en qué hacer y mejorar para el siguiente, pero como no sé qué niveles tengo hasta que llegue septiembre, es hacer castillos en el aire. De momento, me toca disfrutar del verano.
Sin más, os deseo a todos, compañeros y alumnos, que paséis un buen verano haciendo lo que os dé la gana, ya sea leer sobre educación, leer sobre otras cosas, escribir, jugar o desconectar absolutamente de todo en la playa o donde se os plazca. Este tiempo es nuestro y lo tenemos bien ganado.
Imagen: Pexels, CC0
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