Este año no pensaba escribir ninguna retrospectiva, pero como soy una contradicción con patas, aquí estoy. Supongo que ver a tanta gente compartiendo sus resúmenes y las propias fechas me invitan a echar la mirada atrás y valorar qué ha traído este 2024 que hoy acaba. Y al final me ha quedado un texto más largo de lo que pensaba.
Vida profesional
Si algo ha marcado este año fue la baja por estrés. No me pusieron pegas cuando la pedí y se alargó hasta el final de curso, tiempo más que suficiente para descansar, recargar pilas, dedicar tiempo a mis aficiones y replantearme la relación con mi trabajo.
A pesar de que muchos compañeros lo entendieron así, la causa de mi baja no fue por los grupos que me tocaron en el curso 23-24: fue puro cansancio acumulado. Desde 2021 quería haber optado a una reducción de jornada que la Junta eliminó, me había pensado pillar una excedencia, en 2022 estuve en el psicólogo porque no disfrutaba de mi ocio ni me concentraba en casa para trabajar… En este blog pueden leerse entradas de estos años en los que desbordo mucha negatividad hacia mi trabajo.
Al comenzar este curso 24-25 decidí que no podía seguir así y puse en práctica muchas de las decisiones que había tomado durante la baja. Reduje responsabilidades, dije no a algunas propuestas y pude quedarme con menos alumnado. Aún así, me he dado cuenta de que el primer trimestre siempre es difícil para mí a nivel personal, y tengo que cambiar ciertos aspectos de cara al curso que viene. El trimestre ya es duro de por sí por entrar en contacto con nuevo alumnado y la cantidad de burocracia que nos exigen, y yo tengo tendencia a sobrecargarme aún más de trabajo. Hay que cambiarlo.
En cualquier caso, he sido capaz de mantener el estrés bastante a raya y me he analizado aún más de cara a mi trabajo. Saber que debo introducir cambios el curso que viene ya es un gran avance.
El segundo trimestre siempre es menos estresante, por lo que espero que este ámbito vaya incluso más suave de aquí al final de curso.
Vida personal
Como ya dije que me quiero definir como persona mucho más allá de mi profesión, basta ya de hablar de trabajo y vamos a darle su lugar a todo lo demás.
He leído las entradas de fin de año anteriores y tengo la impresión de que 2024 ha sido un año de ruptura. De reinicio. Me leo muy insatisfecho tanto en lo profesional como en lo personal, incluso aunque entonces no supiera verlo. Este año lo termino simplemente con calma, con tranquilidad.
La baja me permitió dedicar tiempo a las aficiones que siempre tengo más abandonadas durante el trabajo. Leer, jugar, ver películas y series. Además, he leído muchos artículos online, como se ha visto en las entradas de Navegante inquieto.
Tan solo tengo registro de las lecturas, tanto de los artículos (y me dejé muchísimos en el tintero) como de los libros. Me propuse leer doce y he completado quince. Algunos de poesía, pequeñitos, pero el caso es que he leído.
Ya no hago registros de todo. De hecho, en los últimos meses incluso me he quitado el reloj inteligente. No quiero preocuparme de apuntar nada, tan solo quiero fluir con mi día a día. He visto muchas series, no tantas películas, he descubierto y redescubierto mucha música y he jugado varios videojuegos. De todo esto, si alguno me invita a ello y saco tiempo y ganas, traeré reseñas al blog cuando sea, si acaso es. Y ya está.
Incluso el ocio se había convertido en una obligación, una tarea por hacer, y este año ha sido el punto de ruptura definitivo con esto. Tan solo quiero fluir con mi día a día, preocuparme por mí y por los míos, y ahora mismo eso implica deshacerme de todo lo superficial, como obligarme a hacer un registro del ocio que disfruto.
Por otro lado, en mayo me mudé a la que será mi casa, espero, durante muchos años. Esto ha supuesto un soplo de aire fresco en muchos sentidos y un subidón a mi motivación para afrontar el día a día. Es cierto que he tardado mucho (es un proyecto que tengo pendiente desde 2021), y es cierto que aún no lo doy por terminado (quedan detallitos por hacer), pero el paso fundamental ya está dado.
He bajado peso, he mejorado mi alimentación y he seguido con el ejercicio. Durante la segunda mitad del año no hice mucho en casa, pero insisto: no quiero fustigarme por lo que no hice sino alegrarme por lo que sí, y ya es el segundo año en el que voy al entrenador personal y hago ejercicio, al menos, dos veces en semana.
Durante este año fui capaz de estudiar esperanto (acabé el curso de Lernu.net) y me he metido en los mundillos del calzado minimalista y del café de especialidad. He estado todo el año viendo al psicólogo, y como efecto colateral he recuperado la costumbre de escribir a mano en una libreta. Una especie de diario tan anárquico como soy yo en el resto de mis facetas.
Además, me compré el miniPC con GNU/Linux que quería tener desde hace años y volver al sistema operativo que vuelvo a considerar mi casa, después de que el iMac que tanto me gusta se quedara sin actualizaciones, a mis ojos, de manera totalmente artificial.
El fediverso se ha convertido en una rutina imprescindible para mí. Allí hablo de aficiones, suelto mis paridas y comparto reflexiones, a veces de temas peliagudos, sin miedo a que nadie me salte al cuello. Ha conseguido que se disipe un poco mi miedo (a falta de una palabra mejor) a la hora de publicar en redes. Allí hay lugar para editar lo escrito, explicarse mejor en caso necesario, y la mayor longitud de los mensajes viene muy bien para expresarse mejor.
Mi vida frente a las pantallas es muy importante para mí, y las personitas del fediverso han conseguido que me encuentre realmente a gusto allí. Y eso no tiene que ver con seguidores ni favoritos ni con la lógica habitual de las redes centralizadas. Es algo impagable.
Con la vista en 2025
Hace tiempo que no hago lista de propósitos para año nuevo, y en esta ocasión tampoco lo haré. No creo que este año que entra traiga grandes novedades a mi vida y tampoco lo espero. Tan solo espero que los míos y yo estemos bien, quiero estar tranquilo con mi trabajo y mis aficiones, quiero que el tiempo pase con tranquilidad y lo que tenga que ser, será.
No parece mucho, pero para mí lo es.
Y seguiré por aquí, escribiendo cuando el tiempo y las ganas lo permitan, sin presiones, sin nada más que el deseo de compartir lo que me gusta y lo que me pasa por la cabeza, como siempre fue, siempre agradecido por las personitas que tenéis a bien leerme.
¡A por el nuevo año!
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