Tengo apuntado que vi esta serie por primera vez en 2017. Desde entonces, cada tanto revisaba mis plataformas de streaming para ver si encontraba alguna temporada nueva. En el momento de escribir estas líneas ha terminado la temporada 7.

Rick es un científico borracho y pasado de rosca que ha alcanzado un conocimiento absoluto del universo, o casi. Convive con su familia, entre los que se encuentra su nieto Morty, su compañero de aventuras.

Rick y Morty es una serie con una personalidad muy propia. Es ciencia ficción alocada llena de guiños a obras clásicas, empezando por el dúo de protagonistas, que nos recuerdan a los de Regreso al futuro.

Cada episodio de la serie es autoconclusivo, pero es uno de estos casos en los que se desarrolla una trama de fondo, muy poco a poco y en ciertos capítulos. También desarrolla a sus personajes y sus conflictos al mismo ritmo lentro, incluso en varias temporadas. Se puede ver un capítulo suelto y realmente no se pierde mucho, pero se disfruta más si se conoce ese trasfondo y evolución de los personajes, por poca que sea.

Sin embargo, no sé si por desgaste o por una bajada real de calidad, el camino por el que han llevado la serie desde la temporada 6 no termina de convencerme. Es una serie muy entretenida y que seguiré viendo para ver qué propone, pero no me muero de ganas por saber qué ocurrirá como sí pasaba en temporadas pasadas.

Eso sí: no hay que negar que la serie está pensada para gloria del actor que le pone voz a Rick. Toda la serie gira en torno a Rick. Además, creo recordar que los creadores se niegan a que haya ninguna lectura de la trama, ninguna moraleja o mensaje, pero yo sí se lo veo, sobre todo en estas dos últimas temporadas.

En definitiva, una serie de ciencia ficción muy distraída y con un desarrollo magnífico hasta, digamos, la temporada 4. A partir de ahí sigue siendo entretenida pero, para mi gusto, baja la calidad de los guiones. Aún así, merece la pena seguirla para ver las locuras que se inventan los guionistas.