La salvación para los blogs

El otro día me crucé con el enésimo ejemplo de blog que se pasa a Substack para publicar. La razón es la misma de siempre: es donde todo el mundo lee ahora mismo, una plataforma que vuelve a darle vida a los blogs, permite crear una newsletter de forma fácil. Etcétera.

Yo, cuando veo esto, solo puedo pensar que los internautas nos hemos aborregado muchísimo en el uso de las redes.

La mayor parte del contenido de la red se crea en y para redes sociales, donde los creadores no tienen ningún tipo de control sobre lo que publican y donde deben atenerse a unas reglas impuestas que cambian según le dé el aire al dueño de turno. Como ejemplo tenemos los minicast de Lynx, que sigue de cerca la actualidad de Twitch. En el último que ha lanzado al respecto habla de los últimos cambios en las normas y las consecuencias que traen.

La situación de los blogs es curiosa, porque mucha gente piensa que ya nadie los lee y nadie los crea, pero de vez en cuando sale alguna plataforma que ilumina el firmamento y todos la alzan como la salvadora del medio. Hace unos años fue Medium, ahora le toca a Substac y, bueno, la primera se queda con tus textos y la segunda tiene polémica con su moderación.

¿De verdad alguien cree que estas plataformas solucionan algo? ¿De verdad Substack es el lugar ideal para crear blogs?

De forma alternativa, otros usuarios de la red crean su movimiento de small web a paso lento pero seguro con ejemplos como IndieWeb, publicar una vez y difundirlo por todas partes, contacto con los autores a través del email (¡el email!, ¿no se supone que el debate estaba en redes sociales?), crear sitios webs sencillos, sin rastreadores ni añadidos innecesarios para una mayor velocidad y privacidad.

Sé que esto son cuestiones, podemos llamar incluso ideológicas con respecto a la tecnología, que no interesan a mucha gente. ¿Para qué gastarse dinero en un hosting y un dominio si Substack te lo da todo hecho?

Este es un debate que siempre está presente en la tecnología: facilidad vs. control, comodidad vs. privacidad, dos polos que, parece, siempre tienen que estar encontrados. ¿Podemos pedir a un grueso de usuarios que se monten su propio chiringuito, por más barato o fácil que sea, cuando tienen todo hecho con dos clicks?

Esa es la cuestión. Dentro de unos años, cuando Substack quiera, tendremos otra desbandada (¿os acordáis de una pequeña red social llamada Twitter?), muchos llorarán de nuevo por todo el contenido que se pierde por haberlo puesto exclusivamente en un jardín vallado y a la vez se sorprenderán  cuando se enteren de que la tecnología RSS tiene 25 años encima y que la usamos cuatro gatos.

Internet es descentralizado, y todo intento de centralización acabará, tarde o temprano, cayendo por su propio peso.

PD: Esta entrada es una versión algo más larga y menos agresiva en las formas que la publicación en Mastodon en la que se basa, que ha sido citada en una entrada de Mis puntos de Vista. De hecho, fue una entrada en ese blog la que me hizo reflexionar en caliente sobre un tema con el que ya me he cruzado varias veces.

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