Estoy cansado de registrarlo todo

Registra los pasos que das. Registra las horas de sueño. Registra las horas trabajadas. Registra las películas y series que ves, los libros que lees. Regístralo todo y, mejor que mejor, ponlo en una app para que lo puedas compartir con tus seguidores.

Bauticé 2022 como «el año de las renuncias». Y una de las cosas a las que renuncié fue precisamente a este afán de registrarlo todo.

Registros «de salud»

El entrecomillado viene porque incluyo aquí también el registro de horas de trabajo.

Este registro vino con el Apple Watch. Me motivaba ver cerrarse los anillos, me gustaba ver cuántas horas de sueño dormía cada día. Cuántos minutos de ejercicio, cuántas pulsaciones, cuántos minutos de pie. Incluso compré aplicaciones para mejorar estos registros.

Ha llegado un punto en el que esto me genera un estrés innecesario. El sistema no entiende que mis circunstancias me lleven a no rellenar alguno de los anillos o los tres (movimiento, actividad, horas de pie).

Respecto al sueño, está muy bien tener esos registros, pero la reflexión es la misma. Mis circunstancias me llevan a dormir poco o dormir mal, y a veces es imposible luchar contra ello.

Ha llegado el punto en el que ver este fracaso registrado en un frío sistema informático me provoca más estés que motivación. Aunque el fracaso no sea tal y el estrés sea mínimo, ahí está.

Y la notificación. Y el sonidito. Pipín, levántate. Pipín, acuéstate. Pipín, estás caminando, regístralo. Aunque intento desactivarlo todo, siempre hay alguna que se escapa.

Ahora mismo, que estoy con un entrenador, ¿de verdad me aporta saber que tal día entrené 54 minutos, gasté 500 calorías y estuve a 160 pulsaciones? Esos datos no nos interesan para nada ni a mi entrenador ni a mí, dado el nivel en el que estoy. Lo mismo ocurre si camino.

Llevo una semana de vacaciones y me he quitado el smartwatch de la muñeca. Aparte de coger algo de color en la zona, que nunca viene mal, me noto más tranquilo.

Lo mismo ocurre con el registro de horas de trabajo. Me sigue pareciendo una idea fantástica llevar ese registro para saber exactamente cuánto tiempo invierto, pero llegó un momento en el que, directamente, me olvidaba de iniciar el registro cuando trabajaba en casa. Acabó siendo algo inútil y me generaba más estrés el intentar completarlo, de memoria, los días que no lo hacía en su momento.

Registros culturales

En mi caso, usaba un archivo de texto plano para registrar la cultura que disfruto. Películas, series, videojuegos, libros.

De todo ello, lo único que me queda es el registro de libros en lectura.social. Y lo mantengo por la única razón de que es un proyecto comunitario: hace años que cerré mi cuenta en Goodreads, a pesar de que me enamoró en un principio.

Conozco apps para registrar todo lo demás. El principal problema que les veo es que los títulos suelen estar en inglés, y siempre me resultaron más complicadas que apuntar el nombre sin más.

Como digo, también me he cansado de apuntar el nombre.

Al final, ese registro de películas y series lo miro muy de vez en cuando. Es más el esfuerzo que invierto registrando que los beneficios que me da hacerlo, ya sea a corto, medio o largo plazo.

Tengo la suficiente memoria para recordar si he visto una película o una serie. No me aporta demasiado saber en qué año y mes lo hice. Si quiero escribir una reseña, lo hago directamente en redes sociales o en este blog, que para algo lo tengo.

En resumen

Fuera registros. Los de películas, series y videojuegos los he descartado por completo. El único registro en este sentido será el comentario puntual que deje en redes sociales, pero nada de apps dedicadas a tal asunto. La única red que mantengo a este respecto es lectura.social.

Respecto a los registros «de salud», durante el verano voy a dejar el Apple Watch aparcado en el cajón. En septiembre veremos si lo rescato o lo dejo ahí. El único que estoy pensando en recuperar es el de trabajo porque me ayudó de verdad en otros cursos, pero ya veremos.

Son detalles tontos, sí, pero detalles que me afectan al ánimo aunque sea un poco. Ahora mismo necesito prescindir de todo lo que implique un mínimo de agobio.

Soy consciente de que esto no es problema ni de los cacharros ni de las aplicaciones en sí sino de mi relación con ellas. Igual que al principio me motivaba ver cerrarse los anillos, ahora me agobia ver que no se cierran y que no pueda hacer nada por evitarlo.

La vida es muy compleja de por sí, y a veces yo mismo me meto en hábitos que acaban sumando estrés a la larga, como este este caso. Lo bueno es que me he dado cuenta y tomo acción sobre ello. Ya habrá tiempo de decidir de nuevo.

Si estás en una situación parecida a la mía, te animo a que hagas también esta reflexión.

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