Las mujeres con caderas anchas no existen

Cuando mi novia va a comprar ropa se representa delante de mí un verdadero drama. Siempre acaba en el mismo punto: probándose mil prendas, sintiéndose gorda, con media depresión encima y, si los astros se alinean, con una o dos de las muchísimas prendas que se probó. Y seguramente haya tenido que dejar varias tiendas atrás por el hecho de que los pantalones no le suben de las caderas.

¿El problema? Mi novia tiene las caderas anchas. Y no está gorda. Algún kilillo le sobra, pero nadie diría que mi novia está gorda.

El problema es que muchas tiendas fabrican prendas para anoréxicas. «Tallas para la Barbie», solemos decir siempre.

No sé si las tiendas conocen la frustración que provoca esto. Seguro que sí. Y no sé si estarían dispuestos a ponerle remedio.

A mí me pasa igual. Yo sí tengo sobrepeso, y además soy ancho de espaldas. Al final siempre acabo mirando en El corte inglés o en alguna tienda de barrio, porque en muchas de las otras tiendas habituales no hay talla para mí, ni acercársele.

Y yo me pregunto: ya que tantos estándares hay, ¿por qué nadie mete presión para que se llegue a un sistema de tallaje unificado? ¿Por qué un pantalón de la 50 en Zara equivaldría a una 42 en El corte inglés? (me invento). Porque si en Zara me ponen claramente que un pantalón es una 42, directamente no me lo pruebo. Me ahorro el tiempo invertido y me ahorro el trauma.

Porque esto produce traumas. Se siente uno gordo (más aún de lo que se está), aislado porque no se puede comprar ropa en los sitios «normales» sino en sitios donde haya tallas «para gordos». Eso es lo que uno entiende cuando lleva un rato probándose prendas que no le entran.

Cuando vamos a comprar ropa, yo acabo agobiado, y soy el que menos importancia le da a estos temas de los dos. Mi novia directamente sufre cuando se prueba un pantalón tras otro y ninguno le sube de las caderas.

Estamos ante una contradicción más de la sociedad: por una parte nos hablan de llevar una vida sana y a la vez de aceptarse a uno mismo, pero como te salgas un mínimo del cuerpo que te quieren vender muchas marcas, acabarás por no entrar a veinte tiendas porque su ropa, simplemente, no te cabe.

Imagen: Flickr, CC BY

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