Los tours, una opción de viaje muy interesante

Desde que estoy trabajando he decidido hacer un viaje grande al año. En 2016 nos fuimos a Londres y este 2017 nos fuimos a París. Y hemos descubierto que contratar tours es una opción muy interesante para recorrer la ciudad y para aprender sobre la misma.

Evidentemente, cuando se organiza un viaje lo más habitual es aprender todo lo posible sobre el destino elegido para saber dónde ir y qué esperarse. Pero siempre hay rincones e historias que es más difícil descubrir: requiere ponerse a investigar más profundamente y, a lo mejor, es una labor que no todo el mundo está dispuesto a realizar.

Es justo lo que me pasa a mí. Yo voy de viaje a una ciudad para conocerla, pero sigo de vacaciones, así que no hago una investigación profunda antes de ir ni, una vez allí, voy corriendo de un lado a otro para conocerlo todo. Si se ven muchos lugares, mejor, pero si no, ya habrá más oportunidades de volver.

Cuando fuimos a Londres nos hicimos con el London Pass y fue una gran decepción: es caro y hubo muchas ofertas que no aprovechamos (nos saltamos colas, eso sí). Este año, en París, invertimos ese dinero en tours, de un modo totalmente inesperado, y la experiencia nos ha parecido muy grata.

Digo que lo invertimos de manera inesperada porque picamos el anzuelo de los free tour. Es muy habitual que empresas de turismo ofrezcan un primer tour, en el que uno paga la voluntad, para conocer ciertos lugares y, si se quiere más, pagar por caja para contratar algún otro tour.

En París nosotros contratamos tres con Sanderman’s New Europe, uno por Montmartre, otro por el barrio latino y otro por los jardines de Versalles; y otro con Civitatis (que teníamos contratado previamente) sobre el París nocturno. E insisto: si no lo hubiéramos hecho así, no hubiéramos aprendido ni una tercera parte de lo que hoy sabemos de la ciudad.

En los tours nos señalaron cuál era el café donde se rodó Amelie, el café donde se gestó la Enciclopedia, estuvimos delante de la residencia donde estuvo Picasso… Son rincones que, de no ser por el guía, nos hubieran pasado totalmente desapercibidos. Y no solo enseñan el lugar sino que también te cuentan historias asociados a ellos. Por ejemplo, nos explicaron el acto de coronación de Napoleón delante de Notre Dame, nos enteramos de la renovación urbanística de Napoleón III, nos explicaron el robo a Picasso, la vida de Van Gogh, la revuelta de la Sorbona… y muchísimas otras historias.

Además, los guías que nos tocaron a nosotros fueron realmente magistrales, con conocimientos profundos de arte y de historia. No sé cómo funcionará eso de que sean autónomos y se paguen los estudios siendo guías, imagino que no debe de ser una vida nada sencilla, pero desde luego, para mí como turista fue una experienci magnífica poder escuchar y preguntar dudas a personas con tantos conocimientos e implicación.

Es una experiencia que recomendaré a cualquiera que vaya a hacer un viaje y que se pueda permitir un extra. No tiene punto de comparación el leer sobre un lugar a que te cuenten las historias estando en dicho lugar. Eso sí, como todo en esta vida, conviene mirar diferentes webs y comparar precios, dado que pueden fluctuar bastante en una oferta parecida.

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