Hola, soy Adrián y en realidad no existo.

¿Por qué?

Porque no tengo arroba.

Es algo que me llama poderosamente la atención, y no es reciente. Desde que Twitter se puso de moda, a la gente en los blogs y podcast se las nombra por su nombre de usuario en dicha red, arroba incluida, en lugar de por su nombre y apellido o por su apodo. Hay otras redes sociales que emplearon y emplean este método, pero Twitter es la que lo ha popularizado.

Así, no es raro encontrarte en un blog titulares del estilo «Entrevista con @fulanito» o «@menganito nos cuenta las claves de su éxito», o presentaciones en podcast del estilo «Vamos a hablar con arroba Zutanito».

Sinceramente, no sé qué se busca con poner arrobas en titulares de entradas en blogs. Facilitar la vida a los que están desde el móvil para situar a esa persona es la única explicación que le veo, pero considero que tampoco cuesta trabajo poner el nombre de usuario en el cuerpo de la entrada en lugar de ocupar el titular con él.

Digo más: tampoco es raro encontrar hashtags en los titulares. En lugar de emplear la aburrida y clásica fórmula «La campaña «Nombre Cualquiera» triunfa en las redes» escriben «La campaña #NombreCualquiera triunfa en las redes».

No critico que se diga el nombre de usuario en una red social, por supuesto, o que se nombre el hashtag. Después de todo, estamos en un momento donde se le da gran importancia a la presencia en redes. Pero hacerlo en los titulares de las entradas me parece un sinsentido, más aún cuando ves el contenido de las entradas y se le da más notoriedad a la arroba que al nombre en sí.

Lo veo absurdo, igual que veo absurdo todo este movimiento reciente que ha nacido en torno a las redes sociales. Con este tipo de detalles se le da más importancia a la presencia en redes que a las propias personas. Se banaliza hasta a la gente.

Parece que, definitivamente, estamos en un momento en que una persona son su arroba, sus seguidores, sus hashtags y sus megustas.