Fuera notificaciones

Mira durante un momento tu teléfono móvil. ¿Cuántas notificaciones tienes? Si llevas un rato sin consultarlo, posiblemente tengas multitud de mensajes del programa de mensajería de turno, correos, interacciones en redes sociales y quién sabe cuántas más.

Ahora párate a pensar durante un momento: ¿cuántas de esas notificaciones requieren tu atención inmediata? ¿Cuántas merecen siquiera el gasto de recursos de tu teléfono que supone tener la aplicación siempre activa en segundo plano?

Esa pregunta me hice yo hace un tiempo y la respuesta más sincera es que lo único que requiere tener las notificaciones siempre activas es la mensajería. Y solo en las conversaciones individuales por si ocurre algo importante o requieren algo. Los grupos los tengo silenciados y ni siquiera muestran una notificación en la barra de estado: tengo que entrar yo a revisarlos. Así me evito la tentación de entrar a revisar si miro el móvil para consultar la hora o para cualquier otra minucia.

Los correos electrónicos, al menos en mi caso, pueden esperar. No me van a mandar un correo con un asunto importantísimo: pueden esperar a que esté tranquilo a mitad o a final del día para revisar tranquilamente. Justo lo mismo ocurre con las redes sociales.

En mi caso tenía la mayoría de notificaciones silenciadas. El teléfono solo sonaba con la mensajería y los correos: las redes sociales solamente dejaban el icono en la barra lateral. No me quiero ni imaginar el foco de distracciones que supondría tener todas las notificaciones activas y con sonido. Tras hacer esta pequeña reflexión, además del sonido, tengo desactivada la actualización automática: el ahorro de datos y de batería es considerable.

Esta modificación en mi teléfono (hablo solo del teléfono porque desde que lo tengo en el PC no tengo configurada ninguna notificación) viene por una idea simple y antigua pero que no había llevado a su máxima realización. El mundo puede esperar unas horas a que yo quiera mirarlo, no hace falta que esté pendiente de él cada cinco minutos.

Lo cierto es que vivo más tranquilo.

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4 respuestas

  1. Yo jamás he usado las notificaciones ni la sincronización

    Me entero de los mensajes y de si me citan de manera manual cuando entro en la App

    Por eso a mi me dura más la batería que a otros…

  2. Hola!

    Yo incluso la mayor parte del día tengo los datos apagados, y sólo los activo cuando quiero consultar el correo.
    No tengo wasap, ni Telegram ni nada de eso, ni Twitter, ni GNU Social. Que esclavitud!!!

  3. Recuerdo que tuve que jalar de los pelos a una señorita mientras cruzaba la calle, salvandola de ser atropellada; estaba distraída con una notificación (curiosamente de failbook) que le había llegado. Solo atino a lanzar un tímido y avergonzado «muchas gracias»…yo esperaba mínimo el numero telefónico, pero para otra sera.

  4. Juan Bellas

    Es como todo: tenemos que buscar un punto intermedio con el que nos encontremos realmente a gusto e identificados.

    Las notificaciones están ahí para facilitarnos la vida. otra cosa es que dependamos de ellas como del respirar, pero mientras hagamos un uso sensato de las mismas, a mí no me parecen mal el todo.

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