En un mundo en guerra donde cada territorio tiene el poder de controlar un elemento, Katara, maestra del agua, y Soka, su hermano, habitantes la Tribu del Agua del Sur, encuentran en un iceberg a un maestro del aire llamado Aang. Pero los maestros del aire fueron exterminados hace cien años durante la guerra iniciada por la Nación del Fuego, una guerra que continúa porque el Avatar, maestro de los cuatro elementos y el único capaz de devolver el equilibrio al mundo, desapareció hace cien años. Y era un maestro del aire. Zuko, príncipe exiliado de la Nación del Fuego, va tras su pista para capturarlo y restaurar su honor.
Esta serie de animación, creada por Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko, se emitió en Nickelodeon entre 2005 y 2008. Consta de 61 capítulos divididos en tres temporadas (llamadas «Libros»), de veinte las dos primeras y de veintiuno la última, cada una con el nombre de un elemento. Muchos capítulos son autoconclusivos, pero todos siguen el hilo argumental de la serie, en cada uno se añade un nuevo elemento para completar la trama. Esa fue la razón por la que, cuando me crucé con un par de capítulos por casualidad, me gustaron, pero siempre quise conocer más detalles sobre ese mundo que se nos presenta.
Las aventuras de Aang tienen muchos elementos en común con la animación japonesa, más allá de la estética. Como ocurre en la mayoría de animes (algo que va en consonancia con ser una serie infantil), los protagonistas son niños o adolescentes que se ven envueltos en una gran aventura. Y, al igual que en cualquier buena historia (ya no solo de anime), los personajes evolucionan y sus andanzas son el punto de partida para reflexionar sobre multitud de temas importantes.
Podría ir personaje por personaje y analizar su personalidad y su evolución, y tendría bastante que decir incluso de los más planos. Todos influyen en la historia de Aang, todos tienen algo que enseñar, todos aportan algo a la mitología propia de la serie. Una mitología muy extensa, ya que se nos cuentan los orígenes de cada control elemental, el de lugares, historias de tiempos remotos… Aunque me resulta difícil decir cuáles son mis favoritos, siempre he tenido predilección por Toph, Katara y Zuko. Pero también por Aang, Iroh, Soka…
Hicieron una adaptación cinematográfica que os recomiendo que evitéis a toda costa (de verdad, es la primera temporada de la serie bajo mínimos, sin humor, sin gracia), y actualmente se emite una continuación, Avatar, La leyenda de Korra, de la que os hablaré algún día.
Me resulta tremendamente difícil hablar de esta serie sin sacar a relucir mi fanboyismo y sin hacer ningún spoiler. Es una de esas series que parecen destinadas a un público infantil pero que todos podemos disfrutar, una serie con muchas capas que merece la pena ver varias veces. Yo lo he hecho, y cada vez que recuerdo algún capítulo o alguna escena, acabo viéndola de principio a fin, y disfruto como la primera vez.
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