«Aprediz de todo, maestro de nada». Aprender sobre muchos temas, no especializarse en ninguno, conocer un poco de cada ámbito pero sin profundizar. «Quien mucho abarca, poco aprieta». No puedes ser bueno en nada si no seleccionas, si no restringes tu ámbito de actuación. Esto defienden muchos sectores.
Pero, ¿hasta qué punto es una buena idea la especialización? ¿Un estudiante en Filología Hispánica debe conocerlo todo sobre un autor, sobre una época de la literatura, y no conocer nada sobre lingüística? ¿Un estudiante de letras no puede curiosear sobre astronomía o física, por miedo a ser menos experto en sus ámbitos? Muchos piensan que esto es así, y es una idea que yo rechazo completamente. Es más, me parece una idea peligrosa.
Es una idea peligrosa porque el conocimiento es muy amplio y muy atractivo para restringirlo a una parcela de una parecela del saber. Es una idea peligrosa porque a pocas personas les gustará hablar siempre sobre un mismo asunto. Es una idea peligrosa porque choca de frente con el ideal de personas completas y críticas con el mundo que les rodea.
Si no conocemos un poco sobre ciertos temas, ¿cómo nos defenderemos de la información falsa que circula por todas partes? Imagina por un momento que todo el mundo opta por el mismo camino. No habría médicos de cabecera, por ejemplo, sólo especialistas; o no habría maestros de primaria, que tienen que enseñar un poco de todo.
Por eso he decidido dedicar mi vida a aprender. Aprender sobre cualquier tema que me resulte interesante en cada momento, aunque esté totalmente alejado de mis intereses habituales o mis estudios. Dado que quiero ser docente, esto me permitirá no sólo tratar en mi asignatura los asuntos que le son propios, sino también diversificar los contenidos, unirlos con otras ramas del saber, y responder y guiar a mis alumnos si me preguntan por otras cuestiones.
Pero más importante y más simple que todo esto: si la curiosidad me invita a investigar sobre algo, no voy a dejar de hacerlo porque no pueda llegar a ser un experto. Porque a lo mejor lo que quiero, lo que me viene bien o lo que me apetece aprender un momento dado son dos o tres datos o los fundamentos de un nuevo campo.
Por todo esto me considero un eterno aprendiz. De todo y de todos se puede extraer una enseñanza, sea positiva o negativa, para imitar o para evitar. Tener curiosidad y elaborar conclusiones propias es el único modo de conocer el mundo por nosotros mismos, sin dejarnos influenciar, pero tampoco sin cerrarnos a ideas nuevas, diferentes o incluso que choquen con lo que ya creemos saber.
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