Cada vez que llega un día señalado, todo se llena de mensajes a favor, en contra, que aparentan indiferencia (que en realidad no es tal porque escriben sobre el tema), que simplemente aprovechan el día del calendario o, como esta entrada, que analizan la situación.
«Qué bonito San Valentín, qué asco de San Valentín, yo no celebro San Valentín, San Valentín es un día creado para el consumismo»… Puede sustituir San Valentín por Navidad o por Halloween, si a este le añade «Qué hacemos celebrando una fiesta extranjera». En esta entrada voy a hablar de estas tres fechas y alguna más, ya que la conclusión es la misma para todas.
Voy a empezar con la fecha más reciente, San Valentín. Guste o no, se ha convertido en una fecha señalada en el calendario. Como cualquier otra, puede ignorarse, puede celebrarse de manera consumista, o se puede aprovechar que ese día ya forma parte de la cultura para hacer algo especial. Lo cual no quiere decir que tenga que ser sólo en San Valentín, sino tan sólo aprovechar la oportunidad de su existencia.
Halloween se celebra en mi zona como una fiesta infantil, donde los niños se disfrazan, se dan un paseo y piden chucherías, normalmente acompañado por los padres. Aquí no tiene el carácter travieso de otros países, y su naturaleza tiene más que ver con la estética que con una relación real con la muerte. Yo no me opongo a que los niños pasen un buen rato, y a que se hagan actividades relacionadas con la fiesta. Además, es es de las más cómodas: si no se quiere celebrar, basta con no abrir la puerta.
La Navidad es una fiesta muy diferente a las anteriores, porque cada vez se prolonga más, porque está muy arraigada en la tradición y porque cada casa la celebra de un modo, pero, con matices, puede decirse lo mismo. Aunque ya es casi únicamente una excusa para encontrarse con la familia e intercambiar regalos (placer para unos y horror para otros), aún conserva parte del carácter religioso (se escuchan villancicos y se hacen belenes), y todo tiene que ser felicidad y acordarse de los pobres y enfermos. Por mi parte, si tiene que haber una Navidad para que la gente importante se preocupe por el resto, pues bienvenida sea. En este caso me parece fundamental aceptar ese calado cultural (es absurdo negar la Navidad porque te la vas a encontrar en la calle) y, a partir de ahí, posicionarse. No tienes por qué organizar una opulenta cena, esperar al gordo de rojo ni gastarte cientos de euros en regalos, si no quieres.
Con estas fechas ocurre lo mismo que con los santos y los cumpleaños. Cada quien lo ve de un modo diferente, pero en este caso, como cada uno tiene el suyo, las críticas no se masifican. Hay quien celebra su santo y recibe un regalo, y hay quien no lo celebra. Hay quien organiza una gran fiesta por su cumpleaños, hay quien queda con sus amigos para tomar algo como cualquier otro día, y, si se encarta, puede que hasta invite.
He hablado de estas tres fechas porque suelen ser las más controvertidas. Pero también podría hablar del día internacional de la Radio, el día de la Mujer, el día contra la Violencia de Género o cualquier otro Día Internacional o Mundial de. Puede ser un día más en el calendario, puede ser una excusa para no ir al lugar de obligación (para mí Santo Tomás de Aquino era un día sin clases, no más) o puede ser una oportunidad para hacer algo. Escribir una entrada, organizar una actividad, quedar con tus amigos en torno al tema…
En definitiva, cada fecha señalada tiene el significado y la importancia que tú le quieras dar, independientemente del carácter que tenga. De algunas no se puede escapar, como de la Navidad, que forman parte de la cultura, pero de otras basta con ignorarlas, o al contrario, aprovechar la oportunidad para hacer algo, siendo el día señalado solo eso, una oportunidad.
Deja una respuesta