Hace tiempo pensaba que la economía era una cosa que se podía hacer bien o se podía hacer mal. Y punto.
Y para hacer bien la economía, pensaba, había que tener en cuenta muchos factores que yo no entiendo y que afectan al día a día de la gente. Aunque esos factores perjudiquen a las personas.
Pero me di cuenta de algo muy sencillo. Si alguien que dice entender de economía te habla de ciertos números centrándose en ciertos factores, a lo mejor no miente a sabiendas pero, como mínimo, simplifica o está manipulando.
Nos hablan de pensiones pero nadie pide poner al día las cuentas de poderosos o entidades endeudados hasta las cejas. Se habla de inflación sin tener en cuenta que los sueldos no han subido al mismo ritmo. Se habla de oferta y demanda sin contar que los precios se pueden regular.
Entonces, las dos formas de hacer la economía (entre otras muchas facetas que rigen nuestra vida) son dos, sí, pero muy diferentes de las que pensaba hace un tiempo.
O te preocupas por las personas o no te preocupes por las personas.
Estamos tan acostumbrados a que “las empresas tienen que ganar dinero”, “esto es insostenible” o “el mercado es así” que vemos como normal lo primero.
Pero a lo mejor lo podrían cambiar. Si quisieran. Que no quieren.
PD: No tengo ni la menor idea de economía. Hago mi declaración de la renta con ayuda y pago lo que me toca pagar en cada momento. Pero este texto plantea una idea tan general que no he dicho ninguna tontería. Creo.
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