Un año

El día 8 de enero hizo un año desde que me dio el ataque de ansiedad que me dejó en casa y en manos de psicólogo hasta final de curso, descansando y replanteándome la relación con mi trabajo.

Y ahora mismo no puedo estar más contento.

No es solo que ese descanso fuera necesario por diez años de carrera absolutamente extenuantes, con retos como dar veinte horas de clase, el confinamiento o la enseñanza con presencialidad alterna. Es que me permitieron disfrutar de mi ocio de un modo que ya ni recordaba.

El día 8 de enero di la primera hora de clase, fui al recreo a la guardia de biblioteca, pensé en todo lo que tenía que hacer y peté.

Me da miedo pensar que la ansiedad es un botón que el cuerpo ya ha descubierto. Lo puede usar cuando lo necesite. Pero toca vivir con ello.

Este 8 de enero los retos eran parecidos. Cuando escribo esto tengo a mi derecha una libreta con 16 tareas por hacer, entre correcciones, preparación de clases y administración. Y he sido capaz de afrontar la situación con calma, consciente de que se irá haciendo todo poco a poco.

Como debe ser.

Me lanzo a escribir estas palabras porque he empezado el trimestre con ganas e ilusión por afrontar esas tareas. Estoy haciendo presentaciones para las clases y que no se me olvide ni una sola referencia cultural interesante con una motivación que ya creía perdida.

Solo puedo alegrarme con el cambio que he experimentado. Alegrarme y estar orgulloso de mí mismo.

Cuando miro este blog, reflejo de mis pensamientos, durante los primeros años de trabajo, apenas veo referencias a ello. La ilusión y las ganas que pensaba que tenía no se reflejan aquí, y no estoy seguro de si la razón es que me pudo el día a día o hubo algo más. Creo más bien lo segundo. Después, siempre ha habido una pátina de tristeza e insatisfacción en mis textos.

Ahora mismo escribo esto siendo consciente de que el sistema educativo tiene sus defectos, de que yo no seré el mejor docente, de que tengo muy poquito influencia sobre mi alumnado.

Pero me aferro con ilusión a ese poquito.

Y eso, definitivamente, es una diferencia con respecto a mi situación de hace un año.

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