Mi casita me hace feliz

En mayor por fin terminé una travesía que se antojaba interminable: mudarme a un piso que puedo llamar mío.

Un poco de historia

Me independicé por primera vez en 2015, aprovechando la oportunidad que me brindaba trabajar en otra localidad, y viví primero solo y luego con pareja hasta 2021. Tuve que volver a casa de mi madre y desde entonces planeo este paso. En varias entradas he comentado este proceso.

Empecé gestiones en 2022, por problemas varios lo dejé parado hasta finales de 2023 y ahora, por fin, escribo esto a los dos meses de estar independizado.

He pasado mucho hasta llegar aquí, tanto a nivel profeisonal como personal, y podría contar historias de terror con las personas que han entrado aquí para modernizar el lugar.

No lo haré por privacidad y porque aún no estoy preparado para compartir esos traumas. Lo que sí me apetece es compartir algunas decisiones que he tomado y que aumentan mi felicidad cada día que paso aquí.

Algunas aclaraciones

Antes de empezar, es importante saber que vivo solo, y es una circunstancia que no cambiará en el corto-medio plazo. Al menos, lo veo difícil. Eso condiciona muchas (por no decir todas) las decisiones que he tomado: siempre he buscado mi comodidad personal.

Aunque hable de casa o casita, en realidad es un piso en un bloque de vecinos construido en los ochenta. Es fácil hacerse una imagen: salón con terraza, cocina, tres habitaciones y un baño. No es grande pero tampoco pequeño, no tiene mucho de especial pero es mío. Soy un absoluto privilegiado.

Por otro lado, voy a hablar de objetos concretos y comentaré las marcas y modelos que conozca pero no pondré enlaces de compra. Mi objetivo es contar experiencias y algunas de ellas se derivan de ciertos objetos. Aunque no busco recomendar los objetos en sí, no veo razón para no especificar marca y modelo, a veces arbitrarios, que he escogido.

Caminar descalzo

Llevo tiempo acercándome al barefoot, y lo primero que me recomendaron fue que caminara descalzo por casa. Este piso tiene suelo de terrazo, que resbala mucho menos que la tarima flotante del anterior.

Ahora estamos en verano y es bastante fácil, pero no sé cómo irá la cosa cuando llegue el frío. Dudo que pueda seguir completamente descalzo, pero probaré a caminar solo con calcetines de dedo, a ver qué tal.

Como beneficio añadido a esta decisión, noto enseguida la suciedad en el suelo. Tengo problemas de vista bastante serios y por lo general no veo cuando caen migajas o suciedad de otro tipo. Cuando camino y noto suciedad en el suelo es el momento de sacar la escoba.

Banquito en la entrada

SoBuy FSR92-W, un mueble con una puerta y dos cajones en los que meto zapatos. Además, lo monté yo, por lo que ya soy un adulto de verdad porque ha sido primera vez que montaba un mueble entero yo solito. No le digáis a nadie que me sobraron piezas, que de momento no se ha caído.

Tengo problemas de vista y algo que me trae muchos quebraderos de cabeza es la limpieza, por eso en esta casa decidí que los zapatos de la calle se quitan y se ponen en la entrada para pisar la casa con ellos lo menos posible.

Todavía hay veces en las que me pongo los zapatos y me doy cuenta de que me he olvidado algo dentro, en cuyo caso entro, tampoco es una regla de hierro. Sin embargo, cada vez ocurre menos y, creo, se nota que los zapatos de la calle apenas pisan el suelo de la vivienda.

Lámparas-ventilador

No me gustan los aires acondicionados. Estoy dispuesto a asumir cualquier calificativo que se os ocurra. Llevo toda la vida aguantando altas temperaturas solo con un ventilador de pie y no veo razón para no seguir así. A lo mejor me arrepiento fortísimo de aquí a unos años, pero de momento estoy de maravilla con lo que tengo ahora.

He puesto unas lámparas con ventilador de techo de marca Bel-Air Home. No encuentro el modelo. 

La luz es ajustable tanto en temperatura (más cálido o más frío) como en intensidad. De normal voy de un extremo a otro: luz blanca a tope de día (solo cuando es necesario encender, porque la casa es bastante luminosa) o luz roja al mínimo por la noche.

Poner luz cálida con poca potencia por la noche, junto con el modo noche del ordenador, ayuda a poner el cerebro en «modo dormir». Pensaba que era una tontería pero para nada lo es.

Noto mucho la diferencia entre esta casa y la anterior, mucho más oscura. Estaba con la luz encendida todo el día, tenía luz blanca porque es mejor para mi problema de vista, y había días que me acostaba realmente tarde. No digo que no me entrara sueño solo por la luz, pero estoy seguro de que un factor que contribuye después de haber probado lo que tengo ahora.

Por su parte, el ventilador tiene seis velocidades y se puede programar. La casa de por sí no es muy calurosa, pero ya hemos tenido treinta y seis grados y yo he estado divino con el ventilador en el dos.

Algo que me gusta mucho es que cada ventilador se maneja con un mando propio. No me gusta la domótica actual porque sé lo que hay: aumenta la dependencia a un teléfono móvil y cada fabricante tiene una aplicación propia. Quería evitar eso a toda costa, así que he puesto una cajita para mandos en cada habitación y asunto solucionado.

Escritorio elevable

Tengo el hombro derecho bastante fastidiado por las malas posturas a la hora de trabajar y, después de ver vídeos con este tipo de mesa, decidí que quería una. 

De normal estoy con la mesa al mínimo de altura para tener los brazos en buena posición a la hora de escribir o de manejar el ratón. La elevo un poco cuando tengo que escribir algo y, de tanto en tanto, la pongo a tope o casi a tope para estar en el ordenador, escribir en él, escribir en papel o lo que sea. Simplemente por el hecho de cambiar de postura.

Y está realmente bien.

Este modelo de mesa tiene una alarma que se puede configurar tras media hora, una hora o dos horas. Cuando pasa ese tiempo, empieza a vibrar el mando. Esto me va a servir de pomodoro para así poder sacar el móvil o la tableta cuando necesite concentrarme.

Ya tengo mi hombro lo bastante fastidiado como para seguir forzando en una sola postura. No estoy continuamente con la mesa de aquí para allá, pero sí agradezco mucho tener la opción de cambiar la postura cuando lo necesito.

Concretamente, las patas son MAIDeSITe T2 Pro, a las que les he puesto una tabla de la casa de muebles a la que pedí todo lo demás. Es un modelo que no resulta tan caro como otros que vi y que permite poner una tabla bien grande, algo también bastante raro. No sé si con el tiempo me arrepentiré de haberlo puesto tan grande porque ceda o dé algún otro problema, toco madera. 

Silla de oficina

Una absurdamente cara, además. Al menos, para los precios que manejaba hasta ahora. Es una Actiu Tnk Flex, recomendación del buen xrasl en Mastodon.

Paso muchísimas horas sentado delante del ordenador. Por trabajo y por ocio. Es algo que debería cambiar, pero aún no ha llegado el momento.

He pasado ya por muchas sillas de diferente precio, y todas acaban igual: escoradas hacia un lado. Por eso en esta ocasión decidí comprar una silla de precio y prestaciones más elevados que los anteriores para así probar. Si me dura más tiempo, maravilloso. Si no, pues ya sé que nunca más debo comprar una silla cara.

De momento estoy encantado. La silla tiene cojín ajustable (por si quieres tener el culo más adelante o más atrás), posabrazos ajustable en posición y altura, ajuste lumbar, dureza del respaldo… Un montón de detallitos que, la verdad, hacen más cómodo estar sentado.

Sofá con cheslón

El salón es una de las partes más débiles de la casa. Tengo una mesa con ruedas para acercarme mi tele de 32 pulgadas, una mesa pequeña que se eleva, un par de muebles para poner cosas, estoy a la espera de un mueble librería, y el sofá.

El sofá es uno de tres plazas. Una de ellas es una cheslón que utilizo para despatarrarme con un libro o la tableta. Las otras dos plazas de pueden abrir para ponerlo a la misma altura de la cheslón y así tener un sofá-cama.

En este sofá tengo un par de cojines absurdamente grandes de un color naranja intenso que me entraron por los ojos desde que los vi. Yo soy el primer sorprendido por elegir un color tan chillón, muy raro en mí. Pero esos cojines me sirven de mesa cuando escribo en la tableta tirado en el sofá, o para apoyar los brazos cuando leo. Han sido un descubrimiento.

¡Un cuarto de gimnasio!

La casa tiene tres habitaciones y me sobra una. Tengo el despacho, tengo el domitorio y tengo un gimnasio.

Con el tiempo he ido adquiriendo diferentes objetos para entrenar. Barra de pesas, barras de mancuerna, discos de diferentes pesos, un TRX, gomas para diferentes usos, suelo engomado, esterilla… Incluso me dieron una bicicleta estática con poco uso.

Todo esto lo he metido en una habitación, pequeña pero suficiente, que me sirve de gimnasio casero que, al tenerlo a dos pasos de mi despacho, me anima bastante a usarlo.

No tengo cuarto de invitados

Mucha gente prepara su casa con la idea de recibir gente. Yo soy un triste solitario introvertido que recibe gente en casa de tanto en tanto y rara vez se quedan a dormir. No iba a hacer es usar un espacio para cuatro veces al año.

Para las ocasiones en que vengan más amigos a casa tengo sillas y una mesa grande, todo plegable. Si alguien se queda a dormir tengo el sofá, que es bastante cómodo y, si fuera necesario, un colchón hinchable no menos cómodo.

En resumen

Aún quedan ciertos detalles por terminar, aún no he decorado y hay estancias, como el despacho, que están bastante vacías porque ahora mismo no tengo necesidad de nada más. Pero ahora que he dejado de depender de los demás para hacer lo más gordo, no tengo ninguna prisa.

No he hablado de la cocina. Quizá lo haga en un tiempo para contar lo que ya he comprado y lo que tengo en mente comprar. O quizá no. El tiempo lo dirá.

Mientras tanto, seguiré disfrutando con lo que ya tengo y la felicidad que me produce mi casita. Ya es mucho.

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