Manu Moreale, cuyo blog os recomiendo encarecidamente, escribía hace unos días sobre la personalidad de un sitio web personal. Os recomiendo mucho que leáis su texto y el que enlaza, que además tiene un título muy evocador: «Soy un poema, no software». Lo que viene a continuación no es más que mi reflexión sobre el tema, aplicada a ese blog.
Como ya todos mis lectores sabréis a poco que llevéis un tiempo por aquí, soy una persona muy variable. Me habréis leído la frase «voy por rachas» en más de una ocasión. Mi blog es reflejo de esa personalidad variable y de mis muchos intereses, y tan solo hay que mirar las categorías para darse cuenta de ello.
Yo elijo reflejar todos (o casi todos) los aspectos de mi personalidad en este blog, y esta ha sido mi filosofía desde que empecé, allá por 2006.
No puedo estar mucho tiempo escribiendo sobre el mismo tema porque mis intereses cambian cada tanto. Evidentemente, hay temas sobre los que vuelvo más a menudo que a otros (la reflexión tecnológica o sobre internet pueden considerarse la base de este blog), lo cual no quiere decir que pueda escribir sobre ellos cada día o cada semana.
Si tuviera un sitio web para cada uno de mis intereses, ¿cuántos tendría que mantener? Teniendo en cuenta que ha habido ocasiones en las que he tardado meses en actualizar este único blog personal, ¿cada cuánto los actualizaría?
Los lectores habituales conocéis este hecho y (creo) elegís qué leer. Todos sabemos que yo no estoy en internet para «construir una marca personal» o para «generar una audiencia».
¿Que mi blog no posiciona bien en buscadores? ¡Uy, qué disgusto! ¡Esta noche no duermo!
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