No hace falta que me comentes a mí específicamente, porque al final lo que hago es grabar audios cortos y escribir pensamientos. Lo que te pido es que comentes en general.
Comenta a ese creador que te gusta y está creciendo. Dale un me gusta, valora su trabajo. Comenta ese pódcast que escuchas y te hace más amenas las mañanas. Comenta en Twitter a esa persona con la que estás de acuerdo o no. Comenta en ese blog que lees para decir que estás de acuerdo o no.
Interactúa.
Es algo que se echa de menos cuando se tiene un proyecto pequeño o que está creciendo. Se agradece mucho la interacción porque es el combustible para seguir. Más allá de las estadísticas, saber que hay personas al otro lado que no solo siguen lo que hacen, sino que invierten un poco de tiempo en hacerlo saber, es muy gratificante.
Hace tiempo que escribí una entrada titulada Recuperar el debate. Allí abogaba por devolver el debate a blogs y otras formas de comentar más perdurables. El mensaje de hoy ni siquiera va en ese sentido: te pido que comentes. Del modo que sea, pero comenta.
Yo soy el primero que debe ponerse las pilas en este sentido porque sé perfectamente la alegría que da un comentario en cualquier medio.
Sin más. Comenta. Sobre todo si son proyectos personales, comenta. Al final, cuando sigues mucho un proyecto, lo que haces es establecer una relación cotidiana con esa persona. ¿Qué menos que mostrar cierta gratitud?
Transcripción imprecisa de Divagaciones. Puedes escuchar el episodio o descargarlo.
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