Programas de escritura (III): la máquina de escribir

Esta es la tercera de una serie de entradas sobre programas y formas de escribir textos y documentos.

En esta ocasión hablo sobre diferentes formas de afrontar la escritura de un texto.

El paradigma de la máquina de escribir

Tanto Scrivener como Final Draft, aunque sean mucho más específicos en sus funciones, no prescinden de la forma más habitual de entender un texto, una forma que comparten con las aplicaciones más habituales para escribir documentos en el ordenador: los procesadores de texto como Microsoft Word o LibreOffice Writer.

Todos estos programas se basa en el paradigma WYSIWYG (What you see is what you get, lo que ves es lo que obtienes). El paradigma de la máquina de escribir, como lo llama Juan Luis Chulilla.

En este paradigma, lo que aparece en la pantalla se parece lo más posible a lo que aparecerá en el documento si lo imprimimos. Esto lleva a que estemos pendientes tanto del texto que escribimos como del formato, y en muchas ocasiones lleva a que nos preocupemos más de lo segundo que de lo primero.

El problema es que, a la hora de escribir documentos, lo más importante debería ser el contenido, y el formato debería quedar para el final.

Es bien cierto que la principal característica de los procesadores de texto es su versatilidad, y normalmente en este tipo de programas se pueden especificar combinaciones de teclas para aplicar rápidamente cierto formato. Sin embargo, lo más habitual es que nos perdamos entre menús y opciones para dejar el aspecto del documento a nuestro gusto.

En opinión de quien escribe, este paradigma debería estar, por lo menos, algo más desfasado de lo que está.

No quiero decir, ni mucho menos, que esto sea completamente inútil. En mi trabajo (como ya dije, soy profesor de Lengua) me dedico a hacer apuntes para mis alumnos en los que introduzco muchos textos y poemas. Evidentemente, también hago exámenes. Para estos escenarios el procesador de textos es la herramienta más fiable y sencilla para conseguir justo lo que quiero, puesto que me preocupo de que todo quede con el aspecto que quiero: los poemas con sangrías y espacios entre ellos, las preguntas de los exámenes con su calificación al final tras una tabulación…

En estos casos hacer uso de cualquier otra herramienta es complicarme la vida de una manera absurda. Creedme: he probado a hacer exámenes con LaTeX. Además de la curva de aprendizaje, supone insertar una gran cantidad de códigos que en un procesador de textos resuelves en un minuto.

El formato, al final

Por suerte hay muchas formas de generar documentos sin tener que preocuparnos del formato, preocupándonos muy poco por él o solo dejándolo para el final (en mi caso, mi opción favorita).

Podríamos hablar de LaTeX, el sistema de tipografía pensado para documentos científicos, en cuyo campo es el mejor. Es una opción que he desechado muchas veces por ser demasiado compleja para mis necesidades.

Podríamos hablar de LyX, que usa el paradigma que ellos llaman WYSIWYM (What you see is what you mean, lo que ves es lo que quieres decir), una forma de hacer LaTeX mucho más amigable.

Tanto LaTeX como LyX se basan en un archivo de texto plano que puedes pasar por un compilador para conseguir tu documento con un aspecto muy profesional y cuidado.

Estas dos opciones tienen varios problemas para mi uso. El mayor y más importante es su complejidad: son muy potentes pero tienen una curva de aprendizaje demasiado elevada para mis necesidades. El segundo es la portabilidad: no puedes trabajar cómodamente con LaTeX en un dispositivo móvil, y LyX no tiene una aplicación compatible fuera del escritorio.

Esto hace que la ventaja de basarse en archivos de texto plano al final no sea tal, puesto que no es cómodo trabajar con ellos fuera de un ordenador. Yo particularmente trabajo mucho con una tablet, y me gusta realizar retoques puntuales a mis documentos fuera de casa. La complejidad de LaTeX sumada a este detalle lo dejan fuera de la ecuación.

Sin embargo, hay un sistema de marcado muy popular para escribir en la web en el que he encontrado la opción más precisa para mis necesidades.

Avance

En la siguiente entrada hablaremos de ese lenguaje de marcado tan popular, mi opción favorita a la hora de manejar texto: Markdown.

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