Highschool of the dead: colegiales con tetas gordas matando zombis. El súmmum del absurdo y… la mar de entretenida, la jodía serie.
No soy yo de esos a los que les gusta ver pechos pintados (allá cada uno, ojo), el principal reclamo de la serie, pero es que la historia tiene tantos momentos absurdos que al final acabo viéndola simplemente por esa risa tonta por tanta locura junta.
Hablamos de una serie en la que un friki de las armas se encuentra en su salsa porque ahora puede usar sus conocimientos. Hablamos de una serie en la que un tío usa los bamboleantes pechos de su amiga como soporte para un fusil. Hablamos de una serie en el que una muchacha se pone cachonda por matar zombis con una katana y en la que el maromo del grupo le dice en tono confidente que se acepte a sí misma mientras le coge una teta.
Magistral, señores.
¿Recomiendo su visionado?
No.
De hecho, si yo no la hubiera visto en esa época en la que tenía más tiempo libre, seguramente la habría ignorado. Pero la vi y, de tanto en tanto, no puedo evitar recordarla.
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