Actualización 2023-07. Esta entrada presenta una falsa dicotomía. Se puede señalar el despatarre y seguir luchando por causas más grandes. En el texto se aprecia desprecio hacia el feminismo y el colectivo LGBT que está lejos de mi intención, pero la intención no justifica la elección de las palabras. Conservo la entrada a efectos de archivo.
Se está hablando últimamente sobre el manspreading, concepto que la Fundéu recomienda traducir como despatarre, el cual yo comparto.
Básicamente es eso: hombres con las piernas abiertas, despatarraos, en el transporte público. Los motivos pueden ser variados: desde llevar una mochila entre las piernas hasta tener unos genitales generosos, o puro vicio.
Para cualquier persona medianamente civilizada el problema no es tal: se le dice al individuo que si puede cerrar las piernas para ocupar el asiento contiguo, con mayor o menor educación según el caso, y listos. Pero vivimos tiempos extraños.
En un momento en el que los que los trending topic de Twitter llegan a los titulares de los periódicos, la gente se cree activista por alimentar dicho trending (en el que se choca contra la privacidad de las personas y en el que se puede ver un odio absurdo hacia los hombres) y en el que incluso los ayuntamientos parecen responder a esos trending (con medidas que salen del dinero público), parece lo mejor que podemos esperar.
Los temas de verdad (como detener el yihadismo en Europa) son demasiado complejos y, por lo tanto, alejados normalmente de los 140 caracteres. Y por seguir con un razonamiento de Juan Luis Chulilla con el que estoy plenamente de acuerdo, el problema vendrá cuando llegue algún candidato fuerte que pase de LGBTI, de feminismos y de cualquier tema reduccionista y haga caso a lo que quiere la mayoría, más o menos aborregada.
Las minorías no pueden tener la voz cantante en una sociedad, y es lo que se está viendo últimamente. Hemos pasado muy rápido de luchar contra problemas globales a centrarnos en debates sobre nimiedades, más o menos molestas para algunos, pero nimiedades al fin y al cabo. Y la sociedad tiene muchos temas más importantes por los que preocuparse más allá de si un señor tiene las piernas abiertas o no en un autobús.
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