Saber escribir y saber escribir bien

Un profesor en la universidad dijo una vez que sus alumnos éramos cultos simplemente por el hecho de saber escribir. No pude más que estar de acuerdo con sus palabras: este hecho, este simple hecho, ha supuesto un avance brutal de nuestra sociedad. Ahora todo el mundo escribe y lee, por todas partes y a todas horas: basta con ver la aceptación que tienen la mensajería instantánea móvil y las redes sociales.

Sin embargo, como usuario de internet y profesor muchas veces me planteo si es suficiente el saber escribir. Cuando veo un «haber si nos vemos», o un «habeces me levanto muy tarde», algo se me revuelve por dentro porque, muy probablemente, la persona que ha escrito eso ha tenido la oportunidad de acceder a la misma educación que cualquiera.

«El WhatsApp, profesor», me dicen muchos alumnos. Por mucho corrector que haya (y mejor ni hablar del corrector del móvil), los errores como el primero que reproduzco no los reconoce como incorrectos. O un «Nos vemos ay». Lo que denota esto no es más que una total falta de preocupación por algo que dice tanto de nosotros mismos como es la escritura.

No quiero sonar fatalista aquí. Como profesor estoy sorprendido de que  los errores sangrantes que me encuentro no son demasiado numerosos (aunque por supuesto los hay, y de tamaño colosal en ocasiones) y muchas veces vienen por pura analogía con palabras que se escriben parecido («tí, dió», etc.). Pero sin duda no podemos conformarnos con que nuestros jóvenes sepan escribir y ya está.

Una vez salí de la carrera hablé con una profesora de literatura (que me dio clase en primero, tercero y quinto, así que prácticamente se llevó toda mi licenciatura leyéndome) sobre cómo veía ella a los alumnos de los nuevos grados. Me dijo que, además de tener una asignatura que les recordaba cómo usar las mayúsculas y los signos de puntuación (en Filología hispánica, ojo), no saben escribir. «Bueno», le dije yo, «nosotros tampoco éramos Cervantes cunado llegamos aquí». «No», me respondió. «Pero sabíais construir frases».

Tenemos que procurar una comunicación escrita de la mayor calidad posible. Ya hemos logrado el gran avance de que la mayor parte de la población se comunique de manera escrita: nuestro siguiente objetivo es hacer ver que la escritura dice mucho de nosotros (imaginad un currículum lleno de faltas de ortografía o de expresiones mal construidas, imaginad un documento que nos encarguen entregado sin ningún cuidado) y lograr una mejora constante en este respecto.

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