Me he pasado de Firefox a Librewolf, y el tema tiene más chicha de la que pueda parecer en un principio. Se viene una entrada de estas en las que divago fuerte sobre tecnología.
Mozilla y la polémica
El navegador Firefox siempre ha estado rodeado de polémicas. Recuerdo decisiones muy cuestionadas como introducir el soporte para DRM, tema del que hablé en este blog en su momento.
Pero en los últimos tiempos las decisiones de Mozilla han hecho que Firefox esté en el centro de muchos titulares, y no para bien. Pienso por ejemplo en el acceso a modelos de lenguaje dentro del propio navegador, o la creciente telemetría.
Sin embargo, por más criticable que sean las decisiones de Mozilla con su navegador, estamos en una encrucijada bastante complicada.
Firefox es el único navegador multiplataforma que no se basa en el motor de Google.
Alternativas
Brave o Vivaldi (un navegador europeo muy bien considerado) se basan en Chrome, y usarlos sería darle un poquito más del pastel a un motor ya mayoritario. Bien es cierto que Vivaldi toca mucho las tripas.
Está WebKit, pero prácticamente se limita a aparatos de Apple con Safari y navegadores derivados (en iOS, todos) como Orion, navegador del que también hablé y que recientemente ha anunciado su lanzamiento para Linux pero aún tardaremos en verlo.
En GNU/Linux hay otros navegadores minoritarios basados en Webkit u otros motores (no sé cómo está el asunto), pero no están tan maduros como los Firefox o Chrome. Por ejemplo, Gnome Web.
Luego están Ladybird, un navegador independiente, o Servo, un motor de navegación. Pero ambos están en desarrollo y aún no hay nada usable.
Por lo tanto, en el momento de escribir estas líneas, las opciones multiplataforma maduras son navegadores basadas en Chrome, o Firefox.
Pero hay un camino de en medio. Navegadores basados en Firefox.
Están Floorp o Zen, pero si aparece un nombre en los mentideros de la privacidad, ese es Librewolf.
¿Y por qué usar un navegador derivado en lugar de usar el propio Firefox? La razón que me convenció a mí me la comentó Ángeles en una de mis publicaciones en el fediverso.
Para mostrar nuestro desacuerdo con las decisiones de Mozilla. Para protestar de alguna forma por la deriva de Firefox.
Entra Librewolf
Librewolf es un navegador para paranoicos de la privacidad. Trae activas por defectos muchísimas opciones para garantizar algo más de seguridad, la mayoría invisibles para el usuario. Por ejemplo, se identifica como Windows aunque usemos otro sistema, por ser el más usado.
Algunos de los ajustes más visibles y llamativos:
- Todo viene en inglés, por aquello de que es el idioma mayoritario de la web y, por tanto, el que menos nos identifica.
- El navegador se inicia con un tamaño de ventana predefinido porque nuestra resolución también nos delata.
- Tiene un botón para que el navegador recuerde las cookies en los sitios que le indiquemos. En Firefox hay que entrar en los ajustes de la web y es más engorroso.
- La única extensión que trae es uBlock Origin, y nos indican que no instalemos más porque nos identifica y porque muchas otras opciones de privacidad las trae activas por debajo. En su documentación nos invita a activar el modo avanzado en uBlock Origin para desactivar los scripts de terceros.
Con Librewolf he descubierto que Firefox ya trae por defecto los contenedores, y lo que hace la extensión Firefox Multi-account containers es dar una interfaz para configurarlos más fácilmente.
Los contenedores son una opción que me parece fundamental a estas alturas y una razón poderosa para seguir con un navegador así en lugar de optar por algo como Gnome Web. Por ejemplo, tengo un contenedor para el trabajo con su cuenta Google asociada, y otro para Al compás gaditano. También separo las cuentas de las tiendas web y el banco. Librewolf (y Firefox por defecto) permite abrir una pestaña nueva en un contenedor, y con eso me es más que suficiente.
Por otro lado, antes usaba una extensión para borrar el historial después de una semana. Desde que instalé LibreWolf decidí navegar sin historial (para algo hay marcadores) y no me parece un gran sacrificio.
Viendo todo esto, y como yo soy así, una de las primeras acciones que realicé fue entrar en WhatsApp web y desactivar la protección contra rastreo de canvas para poder mandar imágenes.
Entrar en WhatsApp web usando un navegador para paranoicos de la privacidad. Sí soy.
Conclusión
Ya sabéis cómo funciono. Voy por arranques. A lo mejor mañana os digo que he puesto Chrome con sincronización activada. No me hagáis demasiado caso.
Pero, de momento, estoy contento con Librewolf y todo esto que cuento no me supone ningún esfuerzo respecto a lo que ya hacía. Apenas cambio al Firefox normal para algún escenario puntual.
Sobra decir que es increíble la cantidad de historias que le han metido a los navegadores para identificarnos y lo necesarios que son sitios webs sencillitos que prescindan de todo eso, donde lo más importante sea compartir, como siempre fue. Aguante la small web (y Gemini para los frikazos).
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