El 31 de diciembre, las campanadas de Televisión Española fueron de la mano de David Broncano y Lalachús. En esta entrada no hablaré sobre la polémica de la vaquilla porque me parece realmente absurda, pero sí quiero detenerme la gordofobia imperante.
En primer lugar: ¿qué pretende la gente en internet señalando continuamente que una persona está gorda? La única respuesta que encuentro es «hacer daño».
Una persona gorda sabe que está gorda. No hace falta que absolutamente nadie se lo diga, sobre todo una persona aleatoria de internet a la que no conoce de nada.
Si damos por bueno ese argumento de que esos comentarios son algún tipo de preocupación por la salud de la persona, digo yo que habrá gente más cercana que se lo dirá sin herirla.
Pero ocurre que ese argumento es totalmente falso. «Gordo» es una palabra hiriente, sin más. Las modelos raquíticas con las costillas marcadas y que padecen problemas alimenticios igual o más chungos no reciben tanta «preocupación».
Los hombres gordos también reciben mucho odio. Habría que ver si tanto. Apostaría a que no, porque sí podemos pensar en hombres gordos con notoriedad, pero con las mujeres es mucho más complicado.
Por otro lado, como me indicaba Shevek en el fediverso, influye el hecho de ser una figura pública, alguien conocido. El hecho de reclamar la atención de la gente parece que diera derecho a todo el mundo a opinar sobre cualquier aspecto relacionado con la figura pública, a señalar que no merece tanta atención como recibe. En este caso se usa el aspecto físico, con unas formas exageradas para dejar claro un mensaje. Es una excusa para esparcir odio.
Luiseme también me indicaba que puede ser una decisión consciente para no pasar por el aro de las exigencias sociales, lo cual también provoca reacciones. Un planteamiento interesante.
Por último, si eres de esas personas que piensan «ahora ni siquiera se le puede decir gordo a un gordo», háztelo mirar. Desde el cariño.
Son pensamientos a vuelapluma, podría desarrollarlos mucho más, pero mi interés es dejarlos aquí y que no desaparezcan en la vorágine de un timeline. Estaré encantado de leer cualquier puntualización.
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