La encrucijada del bachillerato

En cada curso escucho el comentario: «Este alumnado no tiene perfil de bachillerato». Docentes que se quejan del mal comportamiento de un grupo o de su poca disposición para el estudio. Yo me planteo sinceramente en qué situación está mucho de ese alumnado.

Muchas veces se habla de «regalamos el título» pero, ¿qué opciones tiene una persona sin el título de Secundaria?

Hay mucho alumnado «sin perfil bachillerato», ese alumnado que va a la mínima en Secundaria porque quiere entrar en una FP y luego se encuentra que no tiene la calificación para entrar en el módulo que quiere.

Y esa es la encrucijada. La matrícula en Bachillerato es automática. Si no entra en FP, entra en Bachillerato.

Podríamos tener un largo debate sobre orientación académica (yo creo que el alumnado sabe perfectamente que el Bachillerato es perfil académico, se deben hincar los codos), o sobre autonomía y responsabilidad del estudiante. Pero no me gustaría centrar la cuestión en el alumnado.

Yo aquí veo un problema de base en el propio sistema. Y somos los docentes, como siempre, quienes tenemos que ponerle el parche.

Yo creo que el profesorado que imparte clase en Bachillerato debe ser consciente de esta situación y subir la exigencia progresivamente hasta que el alumnado alcance ese «perfil bachillerato» que buscan. Que el alumnado se dé cuenta de que es enseñanza posobligatoria.

Puedo entender que se «regale» el título de Secundaria, pero que se «regale» un bachillerato ya me cuesta más trabajo (necesito unas comillas más grandes).

La educación ha cambiado mucho en las últimas décadas. Estamos en un sistema incluyente, no excluyente. Las asignaturas se plantean desde una perspectiva competencial donde no solo es importante demostrar conocimientos en pruebas escritas. Es relativamente fácil lograr el título de Secundaria. Pero Bachillerato ya no es Secundaria, no es una enseñanza obligatoria.

El único camino que veo que sea justo para docentes y alumnado es aumentar esa exigencia progresivamente para que el alumnado se dé cuenta de que es otra etapa. El bachillerato es el momento de plantear esa exigencia que tantos extrañan.

Esto no son más que unos pensamientos dispersos a partir de una conversación que he tenido varias veces. Me encantará leer vuestras opiniones que, estoy seguro, se alejarán del discurso simplista.

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