Tengo una mala noticia para ti, diseñador web o persona que ha cuidado al detalle el diseño de su sitio personal.
Me da igual cuál sea el diseño de tu web. Es más: desprecio el diseño de tu web.
Si tu web es una de esas a las que entro tras hacer una búsqueda, iré donde está la información que me interesa (seguramente después de varios párrafos de información inútil destinada a la optimización para buscadores) y saldré sin mirar nada más.
Si tu web es una de estas a las que llego cada tanto para leer un artículo interesante que comparten por redes, muy probablemente active el modo lectura de mi navegador para tener más comodidad o para activar el texto a voz, ignorando por completo el diseño.
Si tu web es un lugar que despierte mi interés tanto como para seguirla, me suscribiré mediante mi lector RSS. Y aunque acortes el contenido del artículo en el feed, los lectores hace años que tienen opciones para extraer ese contenido sin pasar por la web original.
Tanto en un caso como en otro, tu diseño web me da igual. Hay excepciones a estos tres escenarios, claro, pero te aseguro que son muy poquitas.
Soy yo como usuario, además con problemas de visión, quien decide cómo ver el contenido al que accede. Incluso puedo configurar mi navegador para que use la tipografía que yo haya elegido, o introducir una hoja de estilo CSS de mi elección.
Sé que esto será un sacrilegio para mucha gente, pero la única persona que manda en mi ordenador soy yo (aparte de DRMs y software privativos varios, se me entienda).
Hay diseños web realmente hermosos, o curiosos, cuidados hasta el mínimo detalle por cualquier motivo. Para atraer la atención del lector, para el SEO, para destacar la personalidad de la persona, para lo que sea. Pero a lo mejor tiene la tipografía muy pequeña. O muchas imágenes. O unos colores incómodos.
Hay veces en las que uno se pone a curiosear una web y se pega un buen rato en ella. En ese caso, las directrices que deben primar son la claridad, la organización y el respeto a la privacidad del usuario. Esto ocurre a veces, claro, pero en muy contadas ocasiones en mi navegación habitual, y diría que en la de mucha gente.
El diseño actual de mi blog responde más a mis propias necesidades y gustos que a las de un potencial lector. Y creo que ocurre lo mismo en la mayoría de sitios personales. Al final, quien más tiempo pasa revisando páginas de mi blog soy yo mismo.
El único mensaje que quiero transmitir con este texto es simple. Al final es el usuario quien decide cómo accede a tu web. Y aunque tu diseño siempre será importante para un público general, hay cierto porcentaje, pequeño quizá pero exigente, que usará sus propios métodos para acceder a tu web, así que no te ofusques más de la cuenta con el diseño. No hay cosa más cómoda de navegar que un blog de BearBlog y, a ojos de cualquiera, es un diseño muy simple.
PD: Sobra decir que buena parte de esta entrada es una exageración para dejar claro el punto, ¿verdad?
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