Muchas comunidades de España se han echado a la calle para protestar contra el modelo turístico imperante. Sin embargo, yo también soy turista cuando puedo, y esta contradicción hace que me replantee mis viajes.
La situación actual
Voy a hacer un retrato, quizá exagerado, de lo que supone el turismo en la sociedad actual.
Desde el mismo momento de empezar el viaje hay impacto medioambiental. El avión es el medio de transporte que más contamina.
Aquí entramos en un debate que no me parece sencillo. Por una parte, sabemos que cualquier persona con avión privado contamina mucho más que yo, ciudadano de a pie, que va en avión una vez al año. Taylor Swift es la más conocida, pero no será la única. Por otra, está la responsabilidad individual: que otros contaminen más no significa que yo deba hacerlo.
Luego está la estancia. Un turista en el típico hotel con piscina gasta mucho más que cualquier ciudadano.
También están de los pisos turísticos, que empezaron como una idea muy bonita (una persona te ofrece su casa o una habituación) pero que ha derivado en una absoluta monstruosidad: personas o entidades que compran bloques enteros para alquilarlos en periodos muy cortos para ganarles mucho dinero. La proliferación de estos pisos ha derivado en que es demasiado habitual ver pisos con contraseña y que los barrios se hayan quedado sin vecinos del lugar.
Por último, podemos entrar en el comportamiento de los turistas. Hay quien viaja para emborracharse con un escenario diferente, y es demasiado habitual que los turistas no tengan el mínimo respeto por las costumbres del lugar al que viajan o que dejen muchos residuos.
Lynx en sus minicast ha tocado el tema en un par de ocasiones. Vemos a una turista que corre para sacarle fotos a una geisha, o lugares que han sido restringidos para turistas. Usar Auschwitz como escenario para sacar fotos de influencers o posturas chulescas ante pintadas de «Turists go home».
En un pódcast de El País nos hablan de personas que deciden dejar de viajar porque son conscientes de todo esto. Se habla de esos artículos donde se recomiendan playas con personas que rezan para que no aparezca la suya.
Yo como turista
Mi percepción es que mis viajes distan mucho de este retrato. He hablado de ellos alguna vez en este blog, en la etiqueta Viajes.
Cuando voy al extranjero (o la vez que fui al norte del país) hago uso del avión. Contrato un transporte privado que me lleve a un hotel que funcione como centro de operaciones. Voy en transporte público a visitar los puntos de interés y hago tours cuando es posible, para aprender algo del lugar que visito. A la vuelta, misma operación: transporte al aeropuerto y a casa.
Empezando con el avión, lo habitual es que lo use una vez al año. Dos, a lo sumo. El mero hecho de viajar en avión me provoca desgaste por los muchos detalles que se deben vigilar y por el mucho tiempo que se debe dedicar antes y después del avión en sí, en ocasiones incluso más que en el propio trayecto.
Me pregunto: ¿debo sentirme culpable por ir en avión una o dos veces al año? ¿Debo asumir una responsabilidad individual tal como para prescindir del avión?
Entonces viene la segunda parte, que es la estancia en los lugares. Como suelo ir a capitales, veo que están masificadas de turistas. Y yo soy uno más en esta turba de personas, seguramente molestas para quienes viven ahí.
Da igual que vaya a un hotel y no a pisos turísticos, da igual que sea lo más respetuoso posible con el entorno. De cara a los habitantes del lugar, soy uno más de esa marea humana que inunda su ciudad, esa marea humana que yo critico cuando no puedo caminar tranquilo por mi entorno.
Ese es el pensamiento que me revuelve. Para muchas personas, yo soy un turista molesto, igual que lo son para mí quienes visitan mi entorno.
Qué puedo hacer
No voy a prescindir del todo a las salidas. Estoy nueves meses metido en casa preparando clases y corrigiendo, siento que me merezco salir, si me apetece, cuando tengo la oportunidad. No aprovecho todos los puentes ni vacaciones sino que suelo viajar en verano, en temporada alta.
Además, 2020 y 2021 nos recordaron que no pasa nada por no viajar. Este verano, sin ir más lejos, no usaré el avión.
Sin embargo, me niego a sentir una gran responsabilidad por usarlo una vez al año. Soy consciente de que contribuyo a una contaminación innecesaria, pero no estoy dispuesto a responsabilizarme hasta el punto de prescindir de él. Tampoco creo que mi forma de estar en los lugares sea tan perjudicial.
Aunque piense que mi turismo no es tan malsano, sigo con dos problemas: por poco que sea hago uso del avión, y soy parte de esa molestia para los habitantes. ¿Qué puedo hacer?
La decisión que he tomado se centra en viajar más por el interior.
Conozco muy poco mi propio país. No he estado en Extremadura, ni en Valencia, ni en las Castillas. De Cataluña solo conozco Barcelona. Puedo hacer más turismo interior sin necesidad del avión. Así también es más fácil evitar los lugares destinados a turistas con precio hinchado y calidad cuestionable.
Los viajes en avión los haría ya no una vez al año, sino cada dos o tres. Siempre me enriquezco mucho cuando voy a otros lugares, pero nunca he sentido la necesidad de cruzar el mundo en un trayecto larguísimo para ir a América o a Asia, y hay pocos destinos en Europa que me llamen tanto la atención como para sentir la urgencia de un viaje.
Además, mi turismo es poco aventurero y eso deja fuera muchas experiencias. Con mi problema de vista no me llama la atención ir de mochilero. Prefiero mi hotel y moverme por los lugares en transporte público, como he hecho hasta ahora.
En conclusión
Sé que esto no es una solución porque al final esa imagen del turista molesto me acompañará igual por más que viaje en el interior, pero me siento menos responsable si viajo más dentro de mi país y no tanto fuera.
Creo sinceramente que mi forma de turismo es bastante respetuosa y no veo necesidad de cambiarla más allá de usar menos el avión, algo que incluso me viene bien por el agobio que me suponen los aeropuertos.
Soy consciente de que esto es un parche a un problema mayor, y dudo si es suficiente, pero tampoco considero la opción de quedarme en casa todo el año si me apetece salir.
Es un tema muy complicado y no tengo una solución clara más allá de quedarse en casa para siempre, una opción que no contemplo. Estoy muy interesado en leer otras perspectivas respecto a este asunto así que no dudes en escribirme.
Respuestas en otros lugares
Miguel de Luis Espinosa aporta en su respuesta un detalle importante: se protesta contra el modelo actual pero no se proponen alternativas.
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