Fallar también es avanzar

El fracaso forma parte del camino, y creo que es algo que no se dice lo suficiente. Es un tema que ahora mismo me toca de cerca: me vi obligado a pedir una baja de seis meses para descansar y recuperarme, y es algo que se puede ver como un fracaso. Sin embargo, este tiempo para mí me ha servido para tomar perspectiva de muchos asuntos. 

Me crucé con dos textos que reflexionan sobre ello mejor de lo que pudiera hacerlo yo por lo que, en esta entrada, me limito a ofrecer una traducción algo libre. Me disculpo de antemano por los posibles errores. 

El primero es Celebrating failure, de Manu Moreale. El segundo es una publicación en Mastodon que compartía una imagen de otra publicación en Reddit que a su vez, creo, era una publicación en Tumblr.

Celebrar el fracaso, Manu Moreale

Biografías de grandes figuras, entrevistas con empresarios exitosos y episodios de pódcast con creadores famosos. Al mundo no le faltan celebraciones de la grandeza. Debería inspirarte oír a alguien exitoso, debería motivarte a hacer más, a trabajar más, a aspirar a la grandeza. Pero, como muchas otras cosas buenas de la vida, puede ser perjudicial. Puedes acceder a tantas historias de éxito que empieces a sentirte mal por no tener una de ellas. Es una de las razones por las que las redes sociales apestan. Es una actuación. Todo el mundo muestra las mejores partes de su vida mientras los malos momentos se quedan en lo privado, lejos de las miradas. 

El fracaso también debería compartirse. Intentar y fallar en algo debería celebrarse. No por el fracaso en sí, sino porque es el único camino para conseguir algo que valga la pena. Fallar es inevitable. Todo el mundo tiene que pasar por ello y confrontarlo, de un modo u otro. Es parte del proceso y es algo sobre lo que deberíamos ser más sinceros y abiertos. Y, de nuevo, deberíamos celebrar. 

¿Alguien hace un pódcast de entrevistas a gente que no tuvo éxito? ¿A gente que lo intentó con ganas pero fracasó? Me encantaría escuchar esas historias. 

Publicación de Saxnot

Pienso mucho en cómo nosotros, como cultura, hemos convertido el «para siempre» en la única definición aceptable del éxito. 

Por ejemplo. Abres una cafetería, la diriges por un tiempo, te hace feliz pero luego todo es más caro y estresante, quieres hacer otra cosa y la cierras, es un negocio «fallido». Si escribes un libro o dos pero luego decides que no quieres seguir haciéndolo, entonces eres un escritor «fallido». Si te casas con alguien, ese matrimonio es bueno por un tiempo, luego deja de funcionar y te divorcias, es un matrimonio «fallido». 

La única condición aceptable de victoria es hacer algo «para siempre». 

Una amistad que dura solo unos años se considera menos valiosa, no es una amistar «real». Una afición que dura un tiempo «es una fase», o «es una pena» que no sigas con ello. Una comunidad de fans «muere» cuando la gente pasa a otra cosa, aunque se divirtiera mucho en ella.

Creo que algo puede ser bueno y terminar, y que ese algo todavía fuera bueno, sin más. Está bien estar triste porque terminó, pero la idea de que todo lo que termina es menos que ese supuesto estado de éxito perpetuo… no creo que nos haga ningún bien.

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Una respuesta

  1. Coincido con las reflexiones.
    Hay muchas expectativas irreales. De que todo es para siempre (como los empleos, la estabilidad, las relaciones personales).
    De que debemos aspirar a la perfección. De que la hiper-productividad es el ideal al que todos debemos aspirar. Es tanto sistémico como individual. Desafortunadamente solo podemos controlar nuestros pensamientos, no tanto el colectivo, al menos en corto tiempo.

    Pocas veces nos permitimos ser humanos, descansar, aprender sobre el error. Evitamos los errores, y nos causa mucha ‘molestia’ aceptarlos, reconocerlos y pasar a través de ellos.
    Recientemente hay una ola de literatura y opiniones sobre ‘abrazar el fallo’, ‘rendirnos’, ‘aceptar nuestra humanidad’. Que no lo veo mal, aunque ahí siguen años de status quo que influencian y generan expectativas contrarias.

    Sobre fallos, veo algunos podcast y contenidos, como Fuck up nights, Caminos extraordinarios, etc. aunque casi siempre el mensaje migra a lo a positivo.
    «Me divorcié, esto me hizo reflexionar y ahora soy millonaria»
    Algunas historias de fracaso más reales, como he visto con alumnos y colegas, serían: «Ya no quiero que me vuelva a pasar» «Me alejo de eso que me lastimó, pues confirmo que no quiero estar ahí más». Y la recuperación es más lenta y dolorosa.

    En mis casos ha sido con mi profesión, con actividades y personas que en su momento parecieron buenas ideas, y al haber puesto interés, tiempo y dinero, pues fue nada agradable.
    Sigue ejercitar el fallo y dominar esos sesgos como la aversión a la pérdida y enfrentarse al micro-duelo que genera cada fracaso.

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