Mis teléfonos desde 2012

2012 fue el año en el que pasé de un teléfono con pantalla capacitiva, que servía para hacer llamadas y poco más, a un teléfono inteligente, uno de esos smartphones que todo el mundo tenía en el bolsillo. 

He podido rastrear, sin mucha dificultad porque conservo los correos de las sucesivas compras, cuánto tiempo me duró cada uno y me apetece compartirlo. 

Etapa Android

2012-2014: Sony Xperia S. Un teléfono pequeñito con una estética muy particular. Se quedó desfasado a nivel de software muy pronto. Tenía batería extraíble pero notaba que me iría mal siempre. Acabó en el punto limpio.

2014-2017: BQ Aquaris E5 4G. Acabó en el punto limpio en marzo de este año. Se quedó en Android 6, aún funcionaba pero ya le pesaba el culete. Ha sido móvil de recambio de muchas personas y tiene muchas heridas de guerra: se le calló la pegatina del logo trasero, estaban rotas las tapas de las tarjetas, la parte trasera estaba bastante tocada… Un campeón.

Fotografía del vetusto BQ con sus heridas de guerra a la vista.

2017-2018: OnePlus 3T. Después de mí lo usó mi madre hasta finales de 2023, y todavía podría sacarle más vida. Su carga rápida es de lo mejorcito. Este es un teléfono de gama alta disfrazado de gama media, y a un precio fantástico en su momento. La única pega, y por lo que no llegaba a gama alta, es la cámara. 

Etapa iOS

Usé el OnePlus 3T durante tan poco tiempo porque fue aquí me dio el apretón burgués y pasé a: 

2018-2019: iPhone 8 Plus. Me lo robaron y aún me duele (el bolsillo y el corasonsito) cuando lo recuerdo porque me encantaba. El tamaño de pantalla era idóneo, las cámaras tenían mucha calidad… Era, para mí, el teléfono perfecto.

2020-2022: iPhone Xs. Odié FaceID con toda mi alma: aparte de parecerme algo antinatural (me acerco mucho el teléfono y debía alejarlo para desbloquear en ciertos momentos), lo compré dos meses antes de la mascarilla. Se me cayó (aún recuerdo esa pantalla con una línea verde fosforito) y le cambié la pantalla en un sitio no oficial. Me negué a darle más pasta a Apple por una reparación. Ha servido de recambio y sigue en el cajón a la espera de entrar en acción.

Fotografía del iPhone Xs con las líneas verde fosforitas en la pantalla.

2022-presente: iPhone SE 3. No llega a la perfección del 8 Plus (la pantalla es más pequeña y solo tiene una cámara), pero se le acerca bastante. Tengo intención de aguantar con él hasta que se caiga a pedazos. 

Algún comentario

Cuando planteé este asunto en Mastodon hubo respuestas muy variadas. Personas que cambian de teléfono cada poco, vendiendo el anterior para que otra persona le siguiera dando vida, y personas que aguantan con el mismo dispositivo cuatro, cinco, siete años. 

Evidentemente no me fustigo porque mis aparatos no hayan aguantado todo lo que podrían porque ha habido un avance tecnológico brutal y mis necesidades han ido cambiando. Los únicos caprichos que considero prescindibles fueron pasar al iPhone 8, pero al usar el OnePlus mi madre durante tantos años, lo considero bien aprovechado, y cambiar el iPhone Xs por el SE, aunque también tengo excusa. 

Mi intención ahora mismo, como he dicho, es aguantar el SE todo lo que pueda, no solo porque estoy cómodo con él y tengo todo lo que ahora mismo necesito, sino también para compensar en cierto modo ese gasto tanto económico como de recursos que realicé al cambiar de teléfono con tanta relativa frecuencia. 

Réquiem por mi iPhone 8 Plus. Acabaría vendido por piezas. Nunca te olvidaré.

ACTUALIZACIÓN 05-09: Me he dado cuenta de que empecé en 2012, no en 2011 como decía originalmente. Además, el Sony Xperia S salió ese año.

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