No quiero ser especialista en todo

En la cultura siempre hay como un «halo de pureza» que rodea a las personas que conocen mucho sobre un grupo o género musical, o un videojuego o género. Podríamos asociar esto a un elitismo excluyente, pero vamos a quedarnos con la idea simplificada de que hay gente muy aficionada a una parcelita de una afición más grande, gente a la que le encantaría que tú compartas también ese gusto por su parcelita.

En el ámbito de los videojuegos, hay streamers que se quejan de que su chat les insiste en seguir un determinado camino o jugar de una determinada manera. Recuerdo una época en la que se decía que Dark Souls no se puede jugar con magia porque eso es como jugarlo en modo fácil, y el videojuego no está pensado para eso. Cosa rara, cuando el mismo juego trae esa opción.

¿Pasarte un videojuego con una guía? ¿Qué sacrilegio es ese? Como si hace décadas que se hubiera inventado internet y no tuviéramos necesidad de quedarnos atascados, ¡los juegos hay que completarlos sin guía!

Es evidente mi conclusión de todo esto. Yo juego los videojuegos como me apetece. Si tengo que consultar guía, la consulto. Si tengo que usar opciones que me facilitan la accesibilidad porque no soy capaz de superar un tramo y me frustro, lo hago. Hay veces que repito hasta el hartazgo y no bajo un ápice la dificultad, otras en las que me rindo fácil. Depende del día, depende del momento.

Con la música ocurre tres cuartos de lo mismo. Gente que apasionada de un grupo que te insiste en que escuches un disco que grabaron en los setenta en un garaje, que es de lo mejor de su carrera.

A mí me encantan los discos recopilatorios, sobre todo de artistas que no conozco. Si un grupo no me invitan a investigar mucho más, ¿por qué no quedarme con una selección?

También oigo recopilatorios de artistas que me encantan. Y cero complejo, oiga.

¿Bob Marley? Legend. ¿Queen? Greatest hits. ¿Enya? The very best of. ¿Avalanch? He escuchado discazos, pero nada como Del cielo a la tierra.

Hay quien considera un sacrilegio saltarse páginas de un libro o quien te insiste en leer una saga de un determinado orden para disfrutarla de verdad. Hay quien considera sacrilegio quedarse solo con las últimas encarnaciones de una serie o película que tiene mucho tiempo.

En realidad, las personas que ahondan tantísimo en una parcelita de su afición son realmente apasionados con lo que hacen y, siempre que no lleguen a un punto alarmante de cansinismo, a mí me producen cierta admiración por esa dedicación y ganas de conocer en profundidad el tema que les gusta.

Yo soy incapaz. En un momento de tantísima oferta, prefiero picotear de todas partes, no me mantengo mucho tiempo en una misma afición.

Puede que, para esos apasionados, esto sea una manera muy básica o superficial de disfrutar la cultura, pero en realidad es lo bonito de nuestra época. Hay opciones para todos.

¿Quieres pasar un buen rato con un videojuego sin complicarte más de la cuenta? Usa sus opciones de accesibilidad. ¿Quieres asomarte a un artista que no conoces? Aquí tienes un recopilatorio. ¿Quieres ahondar más y convertirte en un auténtico experto? Mientras dejes vivir a los demás, adelante. Yo, mientras, paso a lo siguiente.

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