La web abierta lleva muchos años bajo un continuo ataque (recordemos el declive de los feeds RSS). Sin embargo, estos últimos meses se han encadenado una serie de noticias que ponen este asunto en un estado realmente alarmante.
Hagamos un breve recuento:
- En septiembre de 2022, cesa el desarrollo de Bibliogram. Los desarrolladores se cansaron de lidiar con Instagram (entiendo) por sus continuos cambios.
- En febrero de 2023, Twitter cierra su API y desaparecen las apps de terceros.
- El 9 de junio nos enteramos de que Reddit cobrará por su API, desaparecerán apps de terceros y banea subreddits de aplicaciones similares.
- Hoy hemos amanecido con la noticia de que el equipo legal de Google se ha puesto en contacto con Invidious.
A estas alturas lo que me parece raro es que Google no hubiera metido mano antes a Individious o Piped (interfaces alternativas a YouTube). Lo mismo pienso de Nitter, una interfaz alternativa a Twitter. Con este afán centralista desde la compra de Elon Musk, en algún momento le meterán mano.
Ni siquiera tenemos que irnos a casos de interfaces alternativas. Amazon es tan avariciosa con su Twitch que hace poco tuvo que recoger cable con unas medidas para limitar los patrocinios y llevarse un porcentaje también con ellos.
Volviendo a los RSS, muchas de estas grandes plataformas nacieron dándoselas de coleguita de la web abierta. La misma Google tenía un lector RSS (nunca lo olvidaremos) y un chat que funcionaba con XMPP. En el momento en que tuvieron el suficiente poder para hacer la fiesta por su cuenta, la estrategia cambió por completo. Todo esto ocurría mientras el gran público llegaba a las redes sociales a través de sus smartphones.
Estas grandes empresas quiere todo el pastel para ellos, quieren exprimir hasta el último céntimo derivado de anuncios o de rastreo abusivo. Les da igual cómo de minoritario sea el uso de esas interfaces alternativas que nacieron, precisamente, para evitar esas prácticas abusivas.
A pesar de que la situación es muy compleja, el mensaje que podemos extraer de esta situación es el mismo desde hace años.
Debemos humanizar internet.
Dar importancia a proyectos pequeños, a portales sin grandes pretensiones y, en el caso que nos ocupa, complementar nuestra presencia online en las grandes plataformas centralizadas (dicha presencia es necesaria para llegar al gran público) con otras más pequeñas, y apoyar económicamente la infraestructura de estas últimas.
Esto no es un futuro distópico en el que internet está controlado por grandes corporaciones. Estamos ahí. En la web, como en la vida, conviven dos acercamientos que cada vez se antojan más antagónicos: el de las grandes plataformas donde prima el seguimiento y ganar dinero frente a uno más pequeño, más humano, que tiene mucho más difícil avanzar debido al empuje de lo primero.
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