Blog minimalista

Este es mi segundo blog. El anterior estaba en Blogger y lo creé cuando tenía diecisiete años recién cumplido. Por entonces solo tenía ganas de compartir y no me fijaba demasiado en aspectos de diseño del blog. Cuando creé este espacio en 2013 tuve claras un par de máximas, a la que poco a poco se le han añadido algunas más.

Sin contenido incrustado

Esto fue lo primero que tuve claro. En mi antiguo blog hay muchas entradas que se han quedado huérfanas de contenido porque difundía un vídeo que me había gustado o que acompañaba a la letra de una canción. Muchos de esos vídeos han desaparecido. Si ya me da rabia que haya un enlace roto, desde el principio me negué a incrustar contenido externo que esté al capricho de una plataforma o de alguien más. Todo lo que habría en mi blog estaría bajo mi control.

Y así ha sido desde el principio. Ni vídeos, ni audios, ni mensajes de redes sociales, nada de nada. Solo texto e imágenes subidas a mi servidor: todas las entradas de mi blog siguen operativas a pesar de que ya tengan casi diez años.

Sin imágenes innecesarias.

Durante unos años (bastantes, en realidad) me dio por poner imágenes destacadas en los artículos, una imagen para ilustrar el contenido. Esto es algo que aún se hace en el diseño web actual: una imagen puede lograr que un lector pinche en un artículo. Sin embargo, ¿es mi blog un sitio que deba atraer lectores? ¿Aporta algo al contenido una imagen de stock? He llegado al punto en el que pienso que no. Si el lector se da a la tarea de navegar por las páginas de este blog podrá comprobar que quedan muy pocas imágenes destacadas, y dentro de los artículos solo quedan imágenes que aporten al contenido: una foto tomada por mí, la portada de un libro, algún pantallazo y poco más.

El diseño web actual se olvida de que el lector puede tener una gran variedad de necesidades. Una muy básica es que no tiene por qué tener una tarifa de datos del copón para que un sitio web le haga cargar imágenes inútilmente.

Sin otros elementos

Durante un tiempo usé Jetpack. Acabé quitándolo por no depender de una web externa para ofrecer características de mi blog. Jamás usé su sistema de comentarios ni cualquier otro externo, como Disqus, por razones parecidas.

No uso botones de compartir en redes sociales. Mis lectores suelen tener un perfil algo técnico por las reflexiones tecnológicas del blog y tienen recursos de sobra para compartirlo sin mi ayuda. Además, la mayoría de plugins para compartir en redes sociales tienen dos problemas: o hacen llamadas a sitios externos o no tienen redes descentralizadas.

Los temas de WordPress suelen usar fuentes web. Muchas las cargan de Google, otras las suben al servidor. Hoy en día no entiendo qué tiene de malo usar las fuentes del sistema en un pequeño sitio web como el mío.

He deshabilitado incluso las características que requieren Javascript. ¿Menús desplegables en la cabecera? Se consigue lo mismo con un click a una página con enlaces. ¿Botón para volver arriba? Mis entradas no son tan largas como para estar mucho rato subiendo. Quizá mi blog ejecute algún script, pero desde luego no será algo imprescindible para la navegación habitual del sitio.

En definitiva

Estas son las decisiones que he tomado para este blog, que es personal y pequeñito. A algunos les parecerá soso o aburrido, pero al final este blog lo hago principalmente para mí y no creo que ninguna de estas decisiones afecten a lo lectura del sitio. Si entráis a Al compás gaditano veréis que es todo lo contrario porque busca ser un sitio algo más generalista.

Cada sitio tiene sus propias necesidades y con los años he llegado a la conclusión de que lo único que necesita mi blog personal es mi contenido, sin depender de ningún sitio externo.

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