La sociedad se ha vuelto muy malhablada. No sé si habrá sido así de siempre o me estaré volviendo un viejo cascarrabias, pero veo que cada vez la gente recurre más al insulto. Y no cualquiera: insultos muy bestias.
¡Esta entrada contiene vocabulario malsonante!
Si esto se diera entre adultos no me extrañaría, pero lo veo incluso entre niños y, más grave aún, entre adultos y niños. Siempre nos han educado en que no hay que decir palabrotas, y hoy no es raro encontrar a un adulto que dice palabrotas al lado de un niño o que directamente insulta al niño.
Me supera escuchar a gente decir como si tal cosa lindezas como cabrón, me cago en tus muertos, tu puta madre o hijo de la gran puta. Es muy gracioso cuando esto último lo dice una madre a su hijo porque, técnicamente, la gran puta es precisamente esa madre.
Y como estos hay muchos más. Palabras más grandes que los niños que las dicen. Hace poco escuché a un niño decirle a otro «que te follen», un niño con tan poca edad que quizá ni siquiera sabe lo que es follar.
Soy consciente, como licenciado en filología, que son solo palabras y que uno se ofende lo que se quiera ofender. Sin embargo, no deja de sorprenderme que la gente te llame hijo de puta a la mínima o que un chiquillo de doce años se cague en los muertos de otro sin saber la implicación y lo grandes que son esas palabras.
Seguramente los padres que lean esto tendrán el nivel suficiente para saber que no se debe insultar, y si se insulta hacerlo de forma consciente, sabiendo el significado de las palabras, pero en caso contrario pienso que no podemos dejar que la situación siga en esta deriva.
No quiero decir con esto que antes no se insultaba nada, pero veo que se ha llevado a un nuevo grado y cada vez está más extendido. Que un adulto suelte esas lindezas al lado de un chiquillo no está bien porque es lo que beben, luego llegan al instituto y tenemos que poner amonestaciones por las lindezas que suelte el nene.
Esa antigua máxima de no decir decir palabrotas me parece una forma sana de educación que hoy en día parece estar en desuso.
Esta entrada es una transcripción imprecisa de mi pódcast Divagaciones. Puedes escucharlo o descargarlo.
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