En este texto voy a relacionar dos cuestiones que quizá no tengan mucho en común. No busco llegar a una conclusión clara.
A nivel social tenemos que especalizarnos en algo para poder trabajar. Yo hice filología hispánica, luego el máster del profesorado y ahora soy profesor de Lengua.
Durante los años de carrera yo me sentía realmente mal porque era incapaz de centrarme al cien por cien en lo que estaba haciendo. Mientras mis compañeros se dedicaban a leer literatura clásica, yo instalaba distribuciones de GNU/Linux. Hubo momentos en los que me torturaba pensando en que debía centrarme en lo mío, ¿por qué no dedico más tiempo a leer? Ay, quién tuviera hoy el tiempo de aquella época. En realidad leía mucho.
Era un pensamiento recurrente. «No tengo toda mi atención puesta en esto».
Este hecho me ha llevado a tener una gran fascinación por personas que poseen un gran conocimiento sobre un tema en específico.
Un amigo mío es gran conocedor de la literatura clásica, poesía, música y filosofía. Otro amigo tiene un gran conocimiento sobre carnaval de Cádiz. Ambos dedican mucho tiempo a su afición.
Yo siempre he pensado por qué no puedo hacer lo mismo. Centrarme en un tema y sacarle partido. Como dice Nach, «hijo, en lo que sea, pero el mejor». Yo no me considero el mejor en nada.
Tengo muchos conocimientos sobre muchos temas, pero no considero que esos conocimientos sean profundos en ningún ámbito en concreto. Ni siquiera en mi campo profesional: ya no tengo el mismo conocimiento teórico de cuando empecé.
Es un continuo sentimiento de inferioridad. ¿Por qué no he podido especializarme más en algo, por qué nada me apasiona hasta el punto de darlo todo por ello?
Hay mucha gente que controla de GNU/Linux mucho más que yo. Hay mucha gente que controla de literatura mucho más que yo, sin ser filólogos. Anime, cine, música: en todos hay gente que controla mucho más que yo.
Estoy en un punto medio, en tierra de nadie, con muchas aficiones pero sin capacidad de centrarme.
El ser humano tiene tendencia a sentirse inferior. Yo me sentía inferior ante esas personas con una gran pasión. Sin embargo, por dedicar tantas horas a la tecnología hoy tengo un conocimiento informático que mis compañeros no tienen y que me benefician en mi trabajo. Tengo conocimiento que mis compañeros no tienen sobre series, películas, libros adecuados para mis alumnos. Tengo una serie de habilidades que me benefician en mi día a día.
El hecho de no centrarme en nada en particular hace ese pensamiento sea recurrente. ¿Por qué no te centras? ¿Por qué no lees más?
Esto lleva a la parte social.
Aunque la sociedad nos demande especializarnos en algo, cuando opinamos sobre un tema parece que todo el mundo entiende absolutamente todo sobre todos los temas. Todólogos: gente que no tiene ni idea opinando sobre temas de los que no tiene ni idea.
Esto es algo que me parece curioso. Por más que nos especialicemos, al final somos seres humanos y hablamos de muchos temas. No somos unidimensionales por más que a una persona le apasione o se dedique a un cierto tema.
Tengo mis épocas en los que vuelve ese complejo de inferioridad y otros en los que soy capaz de valorarme. Y quizá por eso intento ponerme en el lugar que me corresponde cuando opino sobre algo en internet.
Cuando opino nunca busco sentar cátedra, por más que entienda el tema. La actualidad se rige por muchos matices imposibles de comprender en poco tiempo, y eso requiere tener cuidado. Si el tema me interesa pero no lo comprendo, pregunto. Yo siempre voy con pies de plomo cuando pregunto sobre un tema que no controlo, y eso me ha evitado más de un disgusto.
A veces se echa de menos gente más curiosa con la honradez suficiente como para admitir que no sabe de un tema, o no del todo, u opinar con todos los matices que merece una opinión desinformada.
Esta entrada es una transcripción imprecisa de mi pódcast Divagaciones. Puedes escucharlo o descargarlo.
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