Hace un tiempo, en una de mis visitas, mi madre me comentó que tuvo mucha tos y que fue a una farmacia para comprar algo que la aliviara. Le recomendaron un producto, según ella muy caro, que no le sirvió de nada.
Cuando miro el paquete encuentro que le han vendido Homeovox.
Mi sorpresa fue mayúscula. Homeopatía del laboratorio Boiron. Cualquiera que esté mínimamente informado del tema sabe por dónde van los tiros. No voy a enlazar el producto ni enseñar el paquete, dejo esa tarea para el lector que tenga curiosidad.
Cuando le pregunté a mi madre la razón de comprar este producto en lugar de algún otro que ella ya conociera, ella me respondió que a lo mejor esto era algo nuevo que le daría mejor resultado.
Esto es algo que tiene muchos problemas.
El primero y más importante: ¿cómo dejan que las farmacias vendan homeopatía? Por lo que sé, no hay estudios científicos que validen su eficacia, más bien al contrario: lo que hacen es confirmar que no tiene ninguna eficacia. Vamos, que no hacen nada.
Dejo de nuevo al lector curioso que busque en internet «suicidio homeopático».
¿Quién ha autorizado esto? ¿Por qué motivos? La respuesta, aunque no he investigado al respecto, seguramente sea la de siempre: dinero. La homeopatía es cara, los farmacéuticos ganan más. Fin del asunto.
Pero lo que más me sorprende y me enfada es que se lo vendan a personas como mi madre, de una generación a la que es más fácil engañar con estos asuntos.
Vaya por delante que mi madre es una persona sensata que se salta la visita al médico solo cuando está segura de que son dolencias menores. Dolor de garganta, tos, descongestión nasal o algo así. Acude en cuanto no conoce los síntomas o cuando algo se le complica.
Gente como ella, que se salta la visita al médico para dolencias menores, hay mucha (me incluyo), pero se me plantea una duda: ¿habrá gente que acuda a la farmacia con alguna dolencia algo más grave?
Más importante aún: ese farmacéutico, con la ignorancia o sangre fía suficiente para venderle homeopatía a una señora por tener tos, ¿será capaz de vender homeopatía a alguien con una dolencia más grave?
Y ahí radica otro problema. La primera respuesta que viene a mi mente es un sí.
Hay mucha gente que se ha puesto en manos de la mal llamada «medicina alternativa» y ha pagado las consecuencias. Digo mal llamada porque, en realidad, en muchos casos esas prácticas no son medicina.
Incluso personajes conocidos han perdido la vida por ello. Véase el caso de Steve Jobs.
Mi madre acudió por tos pero, ¿qué hubiera pasado si fuera una persona algo más inconsciente, que acudiera a la farmacia por una dolencia mayor, y se cruzara con ese farmacéutico, bien ignorante, bien con sangre fía, que le vende homeopatía? Estoy convencido: hubiéramos tenido que lamentar males mayores.
La homeopatía debería estar totalmente prohibida y perseguida. Me parece imperdonable que se comercialice algo sin efectos probados. El precio es demasiado elevado, y no solo el precio del producto en sí.
Es como si hubiera vuelto la medicina basada en las sangrías y los humores, pero sabiendo que no sirven de nada. La diferencia es importante.
Imagen: Pixabay.
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