Esta es la sexta de una serie de entradas sobre programas y formas de escribir textos y documentos.
Hablo sobre un derivado de Markdown específico para escribir guiones, mi último descubrimiento en cuanto a tecnologías de escritura.
Fountain, el Markdown para guiones
Un día como tantos, en uno de mis paseos por la red, me crucé con la noticia de que el software Slugline tenía una nueva versión mayor.
En su página web, si bajamos hasta el apartado que dice What hasn’t changed, podemos leer:
Slugline 2 uses Fountain, a plain-text screenplay format that’s free, open, and compatible with everything.
¿Usa qué? Imaginaos mi cara, como aficionado a Markdown, cuando descubro que hay un lenguaje de marcado parecido destinado a la escritura de guiones.
Y efectivamente, Fountain no es más que eso.
A partir de un archivo de texto plano, que podemos escribir con cualquier editor de texto plano, le damos cierta estructura al texto (viene todo muy bien explicado en su web, aunque en inglés), lo pasamos por un programa que entienda el lenguaje Fountain… y nos saca un documento con el formato perfecto según los estándares de la industria.
El formato, para el final. O directamente ni nos preocupamos por él.
Este descubrimiento me ha servido para adentrarme un poco en la escritura de guiones. He aprendido qué elementos hay, cómo se escriben, cómo los interpreta Fountain y algunos aspectos más.
No es un conocimiento que yo vaya a utilizar, pero quién sabe si en algún momento tendré a un futuro guionista en mis clases.
La historia de Fountain es curiosa, y aunque viene en inglés en la parte baja de la página oficial, os la voy a contar a mi modo.
John August, guionista habitual en películas de Tim Burton y otros, pensó que estaría bien tener un Markdown para guiones. Y cuando estaba en ello encontró que Stu Maschwitz, especialista en efectos visuales, había desarrollado una implementación llamada ScreenPlay Markdown. Ambos unieron esfuerzos y junto a otros desarrolladores crearon Fountain.
Actualmente John August está detrás de la aplicación Highland, y Stu Maschwitz colabora en el desarrollo de Sligline, la aplicación que me puso en la pista de este lenguaje.
Sin embargo, hay un problema con Fountain que ya está superado en el caso de Markdown: hay muy pocas aplicaciones compatibles, la mayoría están centradas en el mundo Apple, y las que hay son bastante caras como para simplemente trastear con ellas.
Contamos con plugins para resaltar sintaxis en programas como Visual Studio y con alguna implementación web que toma nuestro archivo de texto plano y lo convierte al PDF que queremos, pero con esto se pierde la gracia de trabajar en local y ver directamente cómo quedará el formato, como ocurre con muchos programas que implementan Markdown.
Supongo que esto se debe a dos factores: primero, que es un lenguaje de uso mucho más específico que Markdown, más genérico; segundo, es mucho más joven. No logro determinar si la especificación es de 2012 o 2014, pero por ahí andará. Eso lo hace como mínimo ocho años más joven que Markdown, el recorrido es mucho menor.
Baste ver que las principales aplicaciones que lo manejan son las que desarrollan y fomentan sus propios creadores.
Sin embargo, para mí es algo curioso, potente y prometedor. Quién me dice que cualquier día no me dé por escribir un guion. Si la situación se da, usaré Fountain.
Me encantaría ver aplicaciones par usar Fonutain en GNU/Linux, o aplicaciones compatibles en Mac que cuesten menos de quince euros. Tiempo al tiempo.
Avance
En la séptima y última entrada de esta serie hablaré de algunas aplicaciones de escritura destinadas a diversos usos.
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