Esta entrada es una obviedad. Solo voy a reflexionar brevemente sobre la afirmación que da título a la entrada aplicada al mundo del ocio.
Vivimos en una época en la que es extremadamente fácil perder el tiempo o emplearlo con algo que nos interese. Libros, películas, series, música, videojuegos y el portal a tanto que es internet son solo algunas de las opciones en la que podemos emplearlo sin siquiera salir de casa.
Sin embargo, ¿qué ocurre cuando queremos conocer, ver, leer, escuchar… mucho de todo lo anterior? Si me pongo a pensar, a mí me gusta la lectura, el cine, las series, los podcast, revisar mi lector de feeds, escuchar música (una afición que también necesita atención si se quiere) y los videojuegos cada vez vuelven a llamarme más.
La pregunta es, ¿se puede abarcar todo esto? La respuesta es clara: obviamente, no.
El hecho de tener tal variedad de gustos y no poder abarcarlo todo acaba generando cierto sentimiento de ansiedad o de impotencia, parece que el día tiene menos horas de lo que debería. Este es un sentimiento contra el que tenemos que luchar y grabarnos lo siguiente: no se puede abarcar todo.
Mi mayor pecado con este tema era guardar artículos para leer después. Cuando tenía el suficiente tiempo para emplearlo en leer todo lo pendiente, al final acababa leyendo durante horas artículos de hace meses. Esto se ha atenuado con los audiolibros, por suerte.
La solución en realidad es bastante obvia, pero muy difícil de llevar a cabo según la época. Filtrar. Hacer solo aquello que el cuerpo pida cuando lo pida. Por ejemplo, yo ahora llevo un tiempo en el que no estoy descubriendo grupos de música nuevos y en el que apenas escucho podcast. Cuando vuelva a apetecerme me pondré a buscar grupos y a escuchar podcast como un loco, y después pasaré a otra cosa. La clave para mí está en no resistirse.
Para mí es imposible hacer como muchas personas que se centran en uno o dos temas (tengo un amigo que lee muchísimas novelas y escucha muchísima música, pero apenas presta atención a todo lo demás y cuando le hablo de podcast arruga un poco el gesto). A mí me gusta descubrir cosas nuevas en todos los ámbitos y aprender algo de todos ellos.
Eso si, esto de «dejarse llevar» puede acarrear un problema grande: cuando hay que obligarse a hacer algo. Por ejemplo, la escritura. Escribir puede considerarse una afición, pero cuando uno quiere escribir un relato o una novela tiene que tomarse la escritura como un segundo trabajo. Lo mismo el editar un vídeo, por poner otra afición algo sacrificada. Se hace con gusto, pero hace falta establecer cierta disciplina para que no nos dejemos llevar por el resto y, durante un tiempo, centrarnos en eso que queremos completar. Igual que en el trabajo.
En resumen, está muy bien querer hacer mil cosas, pero es imposible abarcarlo todo y el truco está, para mí, en dejarse llevar por lo que pida el cuerpo en cada momento sin sentir ansiedad por ello, con la excepción de esos momentos en los que queramos completar alguna tarea creativa, en la que nos debemos centrar solamente en ella.
Deja una respuesta