Recuerdo el tráiler de Piratas del Caribe y no el título de la película que fui a ver. Hasta tal punto me impactó. En aquel entonces tenía doce o trece años y, evidentemente, en cuanto llegó a los cines ahí estaba yo para ver las aventuras del, en aquel momento, fascinante capitán Jack Sparrow. Desde entonces ha llovido mucho pero, como podéis ver en el título de la entrada, aquella primera entrega es para mí la única e inimitable.
En esta entrada, como suelo hacer cuando hablo de cine, me dedicaré a hacer un pequeño repaso y comentario personal de las películas que componen la franquicia, siempre desde un punto de vista subjetivo y sin mucha profundidad.
La maldición de la perla negra
La inimitable primera entrega de la saga. Pero vamos a empezar por lo malo.
Célebres son ya las actuaciones de Keira Knightley y de Oralndo Bloom, y no precisamente porque borden sus actuaciones. Ambos solo enseñan una expresión durante toda la película, expresión que usan para cuando están luchando, preocupados o demostrándose su amor. Esto, por suerte, no es algo que se aplique a todo el elenco: Johnny Depp y Geoffrey Rush, entre otros, nos dejan inteprtaciones fantásticas.
Sin salirnos de los apartados técnicos, muy destacable es también la banda sonora. Si miramos el listado de películas de imagen real de Disney, veremos que no hay otra que destaque en este aspecto. Desde luego, las de Marvel no, como ya comenté en otra ocasión. Tan solo podríamos poner como honrosas excepciones a Encantada e Into the Woods, pero sería hacer un poco de trampa porque son musicales. Tampoco entrarían aquí los remakes de los clásicos, que tienen buena banda sonora por razones obvias.
Dejando a un lado todo esto, el encanto de la película se encuentra en su historia, que contiene todos los elementos que se pueden esperar de una aventura de piratas: persecuciones, cañones, amor, traiciones… sumado al elemento mágico de la maldición que da hilo a la trama y que no resulta en ningún momento recargado.
El cofre del hombre muerto y En el fin del mundo
Creo conveniente hablar de estas dos películas en conjunto porque es innegable que se concibieron a la vez, como nos demuestra el final de la segunda entrega.
Si la primera película tenía un argumento sencillo pero con los elementos necesarios para no resultar simple, aquí entramos en el exceso. Otra tripulación maldita, un capitán en forma de pulpo que no puede tocar tierra (eso sí, fantástico técnicamente el capitán Davy Jones, que es más expresivo en su versión CGI que el breve momento cuando no lo es), reexplicación de los elementos de la primera entrega (la brújula, el ojo) y abuso de las leyendas marineras, todo ello aderezado con un argumento innecesariamente enrevesado con una capa de filosofía también muy innecesaria.
¿Entretienen? Por supuesto. Se nota que está escrita por el mismo director y que sabe lo que se hace con sus personajes. Evoluciona la relación amorosa entre Will Turner y Elisabeth Swan, vuelve el comodoro Norrington, reaparecen otros personajes queridos de la primera entrega y el argumento, aunque innecesariamente enrevesado y filosófico, está muy bien. Pero ese exceso de todo evita que sean tan disfrutables como la entrega original, que alcanzó un equilibrio perfecto entre todas sus partes.
En mareas misteriosas
Penélope Cruz estaba embarazada y es su hermana Mónica quien pone el cuerpo en los planos donde se la ve de lejos. Ese es el nivel de una película que rescata a personajes clásicos pero de un modo que no tiene ni pies ni cabeza, como todo el argumento.
La película tiene pocas cosas buenas. Quizá la vuelta que le dan al personaje de Barbosa sea una de ellas, pero poco más puedo citar porque la pareja que toma el relevo de Knighley y Bloom tienen mucho menos interés que estos dos porque sus tramas están vacías.
Un cura que se enamora de una sirena, ¿de verdad alquilen llevó eso al estudio y otra persona le dijo que vale, que todo bien? Se nota que estamos en Hollywood y el dinero prima sobre la calidad, sobre todo cuando solo tienes que presentar una película bajo la bandera (nunca mejor dicho) de Piaras del Caribe para que se venda sola.
La venganza de Salazar
La obviedad de que es mejor que la cuarta es, quizá, lo mejor que se puede decir de esta película, y tampoco es que necesitara demasiado para lograr tal proeza.
Fui a verla al cine por un pacto con mi novia (a ella le gusta la cuarta película, gente sin criterio hay en todas partes) y al principio salí contento porque la película no aburre. Pero en cuanto empecé a pensar en lo que había visto me di cuenta de los excesos en los que cae la película (roban un banco, pero no solo el dinero: el edificio entero), los fallos de guion (sobre todo en esa escena post-créditos que no tiene sentido alguno y cuyo único objetivo es dejar abierta una ventana para una sexta entrega) y de las nefastas interpretaciones de la parejita nueva. Son dignos sucesores de Orlando Bloom y Keira Knighley porque son igual de sosos. Al menos estos pueden ofrecer una historia medianamente interesante, no como el cura y la sirena.
Para colmo, se cargan al único personaje que aún tenía algo de interés en estas nuevas continuaciones. No me gustó ni la interpretación de Javier Bardem, que lo borda como villano en las películas que le he visto.
Decadencia
La saga ha ido en franca decadencia ya desde la segunda entrega. La segunda y la tercera estaban aún medio bien, pero desde entonces no hay ningún sentido. La cuarta y la quinta no tienen ni el mismo encanto ni el mismo interés. No solo eso, sino que la evolución que le han dado a ciertos personajes ha hecho que se pierda su carisma por el camino, y ya no destaca ni siquiera por la banda sonora tan característica, algo que ya ocurrió con la segunda.
El tan afamado capitán Jack Sparrow, que llena las salas de cine él solo, ha pasado de ser un pirata en busca de la oportunidad para vengarse, a ser un loco cuyas acciones mejor no cuestionarse demasiado y que está obsesionado con evitar su destino.
Siempre nos quedará la primera
Al hacer este pequeño repaso en orden cronológico he tenido cuatro películas para despotricar después de la maravilla que me parece esa primera entrega del 2003. Como dije con Animales fantásticos y dónde encontrarlos, en una saga uno tiene la opción de quedarse con lo que le gusta, y a mí lo que me gusta de Piratas del Caribe es la primera. Cuando tengo ganas de aventura me pongo La maldición de la Perla Negra y disfruto de ese aura que aún la envuelve, de ese equilibrio entre sus elementos. Si tengo más ganas de aventuras de Jack Sparrow veo la segunda y la tercera, pero ya eso es un caso excepcional. Lo que no hago cuando me pongo a recordar las películas es ver las dos últimas.
Si el título de esta entrada os parece exagerado, os admito una variación: Piratas del Caribe solo existen tres. Pero no pienso bajar el listón y yo me mantengo en mis trece: Piratas del Caribe solo existe una. La maldición de la Perla Negra.
Imagen: Encontrada en Rakuten.tv
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