Actualización (30/12). Dado el revuelo que ha creado esta entrada, debido quizá a un título poco afortunado, me veo en la necesidad de añadir esta nota aclaratoria.
La entrada no es una crítica al terminal en sí. De hecho, en varias ocasiones queda patente mi opinión de que es una herramienta maravillosa, aunque yo no la use más que para lo preciso.
La crítica del artículo ve encaminada a dos puntos: la visión de que es imprescindible saber usar el terminal para manejar GNU/Linux, y los tutoriales que recomiendan comandos sin una explicación sobre los mismos.
Es un tema que me ha llamado la atención desde que empecé en estos mundillos libres: el gusto que muchos usuarios de GNU/Linux muestran por su línea de comandos. Particularmente, lo que he denunciado más de una vez es la costumbre de guiar al usuario novato con comandos del terminal (preferiblemente sin aclaraciones de qué hace cada comando) en lugar de indicar cómo realizar el proceso desde una interfaz gráfica.
Antes de pasar a valorar la recomendación incontrolada de comandos en tutoriales para novatos, voy a comentaros mi experiencia personal respecto a este asunto, puesto que me ha causado más de un disgusto a lo largo de los años, el último bastante reciente. Hay personas que ven ya no necesario sino imprescindible aprender a usar el terminal, piensan que es la base del sistema operativo, y mi postura choca radicalmente con este planteamiento.
Yo llevo ya casi diez años usando el sistema del ñu y el pingüino y os puedo asegurar que he necesitado el terminal en contadas ocasiones. No empleo nunca (o casi nunca, por aquello de no afirmar categóricamente) comandos considerados básicos como cd, ls, rm
y tantísimos otros. No sé configurar mi wifi desde el terminal si no es con un tutorial por delante, ni uso nano
para editar mis archivos de texto, y mucho menos me he puesto a aprender vi
o emacs
a pesar de las grandísimas ventajas que todos pregonan de ellos (particularmente de emacs
y su org-mode
, entre otros).
La razón es bien simple. Para hacer cd, mkdir, ls, rm
tengo mi flamante gestor de archivos (llámese Dolphin, Nautilos, Caja, Thunar o coso se quiera), para configurar mi wifi tengo el widget en el panel, para editar mis archivos de texto plano tengo Kate, Mousepad, Leafpad, Gedit o el que toque. No tengo la más mínima necesidad de salir de ellos más allá que por el puro ejercicio intelectual (totalmente respetable, dicho sea de paso) que hasta ahora no me ha cautivado lo suficiente.
La tesitura de encontrarme un día sin entorno gráfico hace años que no se da (desde que tengo una tarjeta gráfica que no es Nvidia), e incluso si se diera tengo otras pantallas para buscar una solución. Los únicos comandos que utilizo muy puntualmente son el del gestor de paquetes, SSH para hacer alguna gestión en el servidor y alguno para convertir archivos en masa. No necesito más.
Esta situación me parece normal y deseable. En mi día a día no necesito para nada el terminal, y lo mismo puede ocurrirle a cualquier novato que instale una distribución sencilla.
El problema viene cuando busca cualquier tutorial en internet y, en lugar de indicarle que abra su gestor de software y busque el paquete que toque, se le indica que escriba sudo apt-get install
, en muchas ocasiones, ya digo, sin explicar para qué es ese paquete. Mil guías para después de instalar una distribución he visto que recomiendan instalar paquetes en un comando inmenso.
No hablamos de un problema con la tarjeta gráfica, con la tarjeta wifi o con el sonido, donde pegar un simple comando es mucho más simple, rápido y aclaratorio que cualquier interfaz gráfica. No. Hablamos de un gesto cotidiano como instalar un programa, un gesto que el usuario debería aprender a hacer con interfaz gráfica que su distribución le proporciona, simplemente por evitar el miedo al cursor parpadeante de la terminal; un miedo que existe, por mucho que los amantes de la consola no quieran ver.
Algunas guías van más allá y no se conforman con recomendar un apt-get install
sino que citan cómo instalar el paquete en varias distribuciones distintas, en lugar de usar expresiones como «el paquete está disponible en los repositorios de distribuciones como Ubuntu, Debian y OpenSuse y en el AUR de Arch» (dios mío, a un usuario de Arch no hace falta que le pegues el comando de yaourt
, sabe él solito; ha instalado Arch). Tan solo sería necesario especificar si se usan repositorios específicos como un PPA.
El caso que me llevó al último disgusto fue un tutorial en un blog en español (con razón muchos amigos veteranos de las redes libres reniegan de ellos), supuestamente con tutoriales básicos para usuarios novatos, indicaba escribir mkdir
y cd
para luego realizar otra acción simple. Acciones que se pueden realizar en un gestor de archivos.
Si yo soy un novato poco avispado que ve un tutorial en la red y me doy cuenta de que lo que he hecho ha sido crear y entrar en un directorio con el terminal, formateo mi disco duro y vuelvo a la comodidad del Siguiente, Siguiente, Siguiente.
Hay explicaciones mucho más universales y amigables para un usuario novato. «Busca el paquete en tu gestor de paquetes» (ya el usuario elegirá si usa Synaptic, apt-get o lo que toque), «crea un directorio y entra en él» (y que el usuario elija si hacerlo en el terminal o no) y, si es un tutorial para un problema, explicar para qué sirve el comando («con este comando veremos qué tenemos conectado a nuestro USB para comprobar si detecta nuestro periférico»).
Personalmente me parece este proceso mucho más universal, explicativo y sencillo que dejar que el usuario novato primero encuentre mil tutoriales con mil comandos sin explicaciones y segundo que se limite a pegarlos sin saber qué hacen (claro está, si el talante del novato es leer el tutorial), con lo cual puede ocasionar un problema mayor.
Si se va a hacer un tutorial para el terminal, pues se especifica, copón, que tampoco cuesta trabajo. Y por supuesto no será para novatos; en todo caso, para novatos en el terminal, que puede ser un usuario que lleva diez años en GNU/Linux.
Por supuesto (esto sobraría, pero ya me conozco el panorama), con esto no quiero decir que el terminal tenga que desaparecer. Es es una herramienta que añade (y mucho) más que resta, y su presencia es un componente importante para instalar GNU/Linux dado que propicia un control muy superior sobre el sistema operativo que el que ofrecen las interfaces gráficas (no voy a negar lo evidente). Lo que defiendo aquí es que se recomiende su uso con un poco de cabeza: invitar a usar nuestro sistema a usuarios novatos guiándole sin aclaraciones por un montón de comandos solo conseguirá que GNU/Linux sea por siempre el sistema de frikis a los que les gusta el terminal.
Dejemos la iglesia de Emacs a Stallman y a San Ignucio o, al menos, no prediquemos entre los recién llegados. Ya tendrán tiempo.
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